Es capaz de mantenerse flotando, como hace la libélula, el animal al que simula en su entorno natural. También es capaz de volar hacia adelante, hacia atrás, desplazarse lateralmente e incluso deslizarse sin mover las alas. En definitiva, realiza los movimientos de un avión, un helicóptero y un planeador en un solo aparato. Lo que lo hace ideal para «misiones» civiles o militares en zonas de difícil acceso.
Y todo esto gracias a sus cuatro alas, que funcionan de forma independiente, construidas en fibra de carbono, poliéster y aluminio, y que son capaces de realizar 20 batidas por segundo con un ángulo de hasta 30 grados, que determina la dirección de empuje. En total, nueve motores contribuyen al movimiento de este drone en el que la cola y la cabeza también dan impulso, como en el entorno natural.
Aunque la empresa que lo ha fabricado, la alemana Festo, no ha desvelado mucha más información, sabemos que se controla con una sencilla aplicación para smartphones o tabletas.
Redacción QUO
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