Ir de un lado a otro en helicóptero sale caro. Además del mantenimiento, las únicas responsables de separarlo del suelo son las hélices, que requieren su constante ración de combustible. Por eso solo se utilizan en casos puntuales. El avión, por contra, amplifica el empuje del motor gracias al planeo de sus alas y llega más lejos con menos coste.

Pero no puede despegar y aterrizar en vertical. Claro, que lo mejor de ambos mundos puede combinarse, como demuestran los ingenieros Carlos Matilla y José Joaquín Vila, fundadores de la empresa española Fuvex. Su proyecto principal es una aeronave capaz de despegar y aterrizar como un helicóptero y desplazarse entre un punto y otro como un avión. “Por eso resulta muchísimo más eficiente y se reduce el consumo a la mitad”, declara Matilla. Los parientes más cercanos, ya en funcionamiento en el ámbito militar, son el Harrier y el Osprey, “pero nosotros hemos innovado con una propuesta mucho más barata y fácil de manejar”.

La aeronave, que en un principio se denominó Helikar pero se comercializará con otro nombre, podría llegar a la fabricación en unos siete años y llevar a cuatro personas de Madrid a Barcelona en solo una hora y media. Su diseño está concebido para combinar el ascenso y descenso horizonales con el planeo en vuelo de avance:

Paracaídas. En caso de emergencia, se abrirá un paracaídas capaz de ralentizar la nave y asegurar un aterrizaje sin gran impacto.

El timón determina la dirección del vuelo. Aún no está decidido el diseño que tendrá en el modelo definitivo.

Cuatro personas podrán viajar en el vehículo comercial, que llegará a pesar unos 2.000 kilos.

Cuatro rotores alimentados con gasolina y con una potencia de 600 CV cada uno podrían elevarlo a una altura de 1.000 m. La autonomía será de mil
kilómetros y podrá alcanzar los 430 km/h.

La versión actual

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La tecnología que hace volar al Helikar se basa en un tipo de software innovador. Para ir validándola en modelos más pequeños, sus creadores la han aplicado a este dron por control remoto y con alimentación eléctrica, el QPCA. Pesa 5 kilos y su especialidad es cubrir grandes extensiones de terreno a bajo coste. Dependiendo de los sensores que se le apliquen puede adaptarse a diversos usos, según las necesidades de los clientes. Los campos de aplicación que barajan ahora mismo son las emergencias, por ejemplo la extinción de incendios o el transporte de pequeñas cargas de medicamentos a lugares remotos, así como la vigilancia de las extensas redes del tendido eléctrico.

Redacción QUO