¿Magia? No, crowdsourcing. ¿Y esto cómo se traduce? En la decisión consciente de pedir ayuda a la comunidad de usuarios para que coopere en el desarrollo de nuestro proyecto empresarial, confiando en que las masas generan conocimiento útil. Y abarcan casi todos los campos: diseñadores, estrategas para el plan de negocio, desarrolladores de software libre o consultores de producto. Este modo outsourcing tan peculiar y rentable (para el que ayuda, también) se ha revelado tan eficaz que ya no solo es cosa de pequeños emprendedores, sino que la propia Lego buscó diseñadores de robotitos, y Sony y Coca-Cola se aprovechan de la creatividad publicitaria de los internautas. Visto el éxito, el Massachusetts Institute of Technology recompensa las aportaciones de voluntarios a su programa de experimentos de robótica.
Redacción QUO
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