Las obras de arte, en particular las pinturas, son susceptibles a diferentes tipos de daños cada vez que se embarcan en una exposición. Excepto en ambientes perfectamente controlados, el deterioro resulta muy lento, pero puede ser irreversible. De acuerdo con Kenneth Suslick, investigador en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, “las obras de arte son susceptibles de dañarse incluso con niveles de contaminantes muy por debajo de lo que se considera aceptable para los humanos. Y esto ocurre por dos motivos. En primer lugar, las personas son capaces de curarse, algo imposible para las obras de arte. Y, por otra parte, nuestra especie tiene una vida útil finita, mientras que las obras de arte están concebidas para las generaciones futuras”.
Suslick había inventado una nariz optoelectrónica, una serie de tintes que cambian de color cuando se exponen a diversos compuestos, pero su uso se limitaba principalmente a fines médicos y no era capaz de “olfatear” las bajas concentraciones de contaminantes que provocan daños en las pinturas. “Muchos contaminantes problemáticos para los seres humanos lo son también para las obras de arte al provocar cambios de color o descomposición – explica Suslick –, por lo que la capacidad de vigilar estos riesgos es un aspecto importante para la preservación”. Para ello, el experto elevó la sensibilidad de su “nariz” cientos de veces por encima de los dispositivos que se utilizan actualmente en la protección del patrimonio cultural. Gracias a ello será posible anticipar cualquier tipo de deterioro en una etapa inicial y reaccionar a tiempo.

Esta innovación fue presentada por Suslick en la 251ª edición de la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS, por sus siglas en inglés) y su utilizará por primera vez en la exposición Drawn from Life: The Art of Disney Animation Studios, que comenzará este verano recorriendo el mundo y en la que se mostrarán más de 90 años de historia, desde Steamboat Willie, el cortometraje de 1928, que constituyó el debut de Mickey Mouse, hasta Frozen.

Juan Scaliter