“¿Qué queremos ser en el futuro? Tendremos que explorarlo según sean nuestros sueños y deseos. Quizá no tardaremos en definir lo que significa ser humano”, ha expresado Michiko Nitta detrás de una mesa llena de cables, cubetas con agua y algas en el Mazda Space de Barcelona. Michiko, miembro integrante del estudio multidisciplinar de arte Burton Nitta, ubicado en Londres, acababa de realizar varios experimentos de biotecnología que pretendían demostrar que existen formas extraordinarias y únicas de transformar los organismos vivos. De hecho, “los seres humanos somos redes de organismos, superorganismos, una masa perfeccionada de objetos vivos”, aseguró ante el público presente.
Uno de los experimentos giró en torno a la posibilidad de que solo tengamos que alimentarnos una vez al mes, así podríamos sobrevivir en épocas de carestía de alimentos. En poco tiempo, 9.000 millones de personas habitarán la Tierra y resulta necesario explorar opciones que permitan cultivos sostenibles para el medio ambiente. La propuesta que sugiere Michiko es desbordante de imaginación y está a medio camino entre la ciencia y el arte. De hecho, ya la presentaron en 2010 bajo el título de Algaculture. La idea es que podríamos disponer de nuevos órganos corporales con algas que nos darían la posibilidad de ser semifotosintéticos. Seríamos superorganismos a medio camino entre lo humano y lo vegetal.
Los experimentos
[image id=»94291″ data-caption=»» share=»true» expand=»true» size=»S»]Michiko mostró un experimento muy curioso con algas que hizo con su socio Michael Burton. Gracias a la colaboración con la mezzosoprano Louise Ashcroft, en 2012 crearon un dispositivo que, ajustado a la cara de la cantante, es capaz de tomar el dióxido de carbono que ella emana durante una actuación para darlo de forma inmediata a las algas como alimento. Cuando la mezzosoprano acabó su actuación, ofreció al público las algas para que “comieran la canción”. Las algas dependían de Louise en su desarrollo. Ocurría algo interesante. Dependiendo de la frecuencia de su voz, las algas podían tener un sabor más dulce o amargo.
Después presentó otro proyecto que busca la supervivencia humana en entornos contaminados. Se podrían limpiar estos paisajes con plantas que absorben metales y que los metabolizan de tal manera que dan lugar a nuevos materiales. “No olvidemos que los metales pesados vuelven a nosotros de muchas maneras. Comemos variedades de pescado, que recorren miles de kilómetros en el mar, con altas dosis de mercurio. O por ejemplo tenemos el caso del arroz, dotado de una gran capacidad para extraer el arsénico del suelo”, afirmó Michiko. En colaboración con científicos británicos, el estudio Burton Nitta especula con la posibilidad de tener un nuevo órgano, junto a los intestinos, que contenga bacterias de ingeniería capaces de extraer los metales pesados que van dentro de los alimentos que hemos comido.
Quizá la industria podría utilizarlos después como material de combustible. Sin duda, es una idea sorprendente que sugiere posibles alternativas a los problemas actuales que amenazan la supervivencia de la especie humana. Se trata de una apuesta por la creatividad, la tecnología y la innovación que encaja perfectamente dentro de la filosofía Mazda, organizadora del acto. La presencia de Michiko se sitúa en el marco del ciclo de reflexión Mazda Creators, que bajo el sobrenombre de Human Hardware explora la unión entre el hombre y la tecnología con eventos dirigidos por figuras de renombre internacional como es el caso de Michiko Nitta.
Imágenes: María José Rasero
Redacción QUO