¿Cómo van a ser los automóviles que conduciremos dentro de quince años?
Estarán totalmente conectados. Se parecerán a ordenadores rodantes. Yo creo que habrá un porcentaje bastante alto de vehículos autónomos por las carreteras. Lo que no sé es cómo convivirán con los no autónomos. También serán mucho más eficientes. Habrá mucha tecnología eléctrica, híbrida, híbrida enchufable… Y empezaremos a ver coches con pila de hidrógeno, que es en lo que estamos trabajando nosotros. Eso será lo más moderno.
También habrá mucha conectividad
Sí, claro. Y permitirá gestionar las flotas más fácilmente. La actualización del software de los coches será muy sencilla. No hará falta que vayan a los talleres, sino que los chequeos se podrán hacer a distancia. Unos coches se podrán conectar con otros a través de la nube. No estamos hablando todavía de conducción autónoma sino de que un coche sepa dónde está el otro para prever situaciones de riesgo y mejorar la seguridad.
Los sistemas de comunicación pueden ser diferentes entre marcas y terminar provocando una torre de Babel
Supongo que habrá un protocolo europeo para todo esto. Al principio, por ejemplo, se hablaba de que las baterías de los coches eléctricos se cambiarían en las gasolineras. También se comentó que llevarían el mismo cargador. Al final no ha pasado nada de eso y los fabricantes han tomado sus propias decisiones. Ahora pasa lo mismo. Cada firma está trabajando en su conectividad. Lo lógico sería que se pudiera compartir, pero es pronto para saberlo.
Se habla mucho de las bondades del hidrógeno. ¿Será una realidad a corto plazo para propulsar automóviles?
Nosotros ya comercializamos desde hace tres años un coche de hidrógeno. En España, al no haber hidrogeneras, todavía no comercializamos esta tecnología. Hay un plan para instalar unos cuantos puntos de suministro, pero de momento no es una realidad. Sólo es un proyecto y la realidad es que no hay donde cargar un coche de hidrógeno. Esperemos que el año que viene empiece a cambiar la situación.
¿Van a seguir avanzando en la producción de coches de hidrógeno?
En Las Vegas acabamos de presentar un nuevo modelo que se llama Nexo. Tiene un estilo SUV y una autonomía de 800 km. Lo pondremos a la venta el año que viene en Europa.
¿Desbancará el hidrógeno a otros combustibles?
Yo creo que el mercado en 2030 estará dominado por coches híbridos de gasolina. La oferta estaría entre el híbrido enchufable y el eléctrico. Los no enchufables son solo un paso intermedio. De momento, son interesantes en el sentido de que permiten reducir consumos porque utilizan la electricidad para ayudar al motor de combustión, pero en modo eléctrico apenas pueden recorrer 60 kilómetros. Los híbridos con enchufe, sin embargo, podrán realizar de 200 a 300 km, más los que les permite el motor de combustión. Los eléctricos puros ya ofrecen autonomías de 500 km y yo creo que para alcanzarán los 700 y 800 km en 2030.
La necesidad de tener un garaje con un punto de recarga puede hacer que los eléctricos sean solo accesibles para los clientes más adinerados
No necesariamente. En un escenario en el que los coches eléctricos tengan una autonomía de 700 km no será necesario repostar con tanta frecuencia. También habrá gasolineras que permitan cargar el 80% de la capacidad de la batería en apenas diez minutos. Con eso ya te podrías mover igual que con un coche de gasolina. De hecho, la gente no tiene un surtidor en su garaje y va a la gasolinera.
¿Tiene el motor de combustión los días contados?
No desaparecerá, entre otras cosas porque, hoy por hoy, no creo que haya suficiente litio para que todos los coches que se mueven por el mundo lo hagan con baterías.
¿Las ofertas de car sharing pueden poner en entredicho la venta tradicional?
Yo quiero pensar que vamos a seguir teniendo coches en propiedad. Las opciones de car sharing aumentarán mucho las ciudades, pero la economía colaborativa en el sector del automóvil… no lo veo muy claro, al menos en España. Aquí nos gusta tener nuestra propia casa, también nuestro automóvil. Hoy todavía es muy poca la gente que recurre al leasing o a la multiopción. Lo que quieren es comprarse un coche y disfrutarlo 10 o 12 años. Seguro que habrá clientes que utilicen estas fórmulas nuevas de pago por uso, pero una parte importante seguirá queriendo disfrutar del coche en propiedad. Predecir el futuro es dificilísimo. Hace 15 años se decía que se iban a vender automóviles por internet y de momento no se hace. La gente se informa en la red, pero la venta se hace en el concesionario. Todavía no hay ninguna marca que haya lanzado una plataforma de venta que llegue hasta el final de la operación. Y, aunque hubiera algún fabricante que lo hiciera, la compra de un coche es muy importante para una familia, para una persona. El cliente quiere ver el coche, lo quiere tocar, conducir, probar… Y para eso tiene que ir a un concesionario. Si internet funcionara como un canal para ahorrar algo de dinero, sería viable. El punto de venta, sin embargo, ofrece un valor añadido, unos servicios, qué hay que pagar. La compra de un automóvil es demasiado importante como para hacerla a través de la red.
¿Cómo serán las ciudades en 2030?
Mucho más limpias, con menos tráfico, más coches eléctricos y puntos de recarga. Seguramente ya habrá tecnología de carga por inducción y quedarán pocos diésel antiguos.
Ahora mismo, la carrocería de moda es la de los todoterreno. ¿Seguirá siendo así?
Yo no creo que el diseño vaya a cambiar mucho. Previsiblemente, la moda de los SUV se va a mantener. No se me ocurre otro tipo de vehículo que los sustituya. Su éxito radica en una posición de conducción más alta y en que aporta mayor sensación de seguridad. Son coches estéticamente más agraciados que la berlina clásica o un compacto. Año a año, los SUV irán cobrando cada vez más protagonismo.
¿Qué variaciones va a experimentar el parque automovilístico?
No creo que aumente mucho. Los índices de natalidad son muy bajos, la población no va a crecer y el parque se mantendrá. Eso no quiere decir que el mercado no vaya a crecer. Llegará un momento en el que se vendan un millón y medio de coches anuales y a partir de ahí la tasa se mantendrá gracias a la renovación. Es decir, la idea es que cada año se matriculen un millón y medio de coches nuevos y se retiren del mercado otros tantos. Tenemos un parque muy antiguo.
¿Llegarán al automóvil las técnicas de reconocimiento facial?
Nosotros estamos ya probando un sistema que te monitoriza mientras conduces. Analiza tus pupilas y, en función de tu parpadeo, evalúa si tienes sueño. Además, todos los coches se podrán abrir con el móvil. Con tu terminal podrás hacer prácticamente todo en tu coche.
¿Se lleva bien tanta automatización con la pasión de conducir?
El coche trasmite muchas emociones. Por supuesto hay personas que lo consideran sólo un medio para moverse. Pero, quienes prefieran disfrutar con el placer de la conducción podrán desconectar los sistemas de autonomía. Claro que habrá coches deportivos, incluso habrá eléctricos deportivos con un nivel de prestaciones altos. Yo creo que el nivel de emoción y de pasión va a existir siempre aunque aparezcan nuevas tecnologías. Siempre quedarán nostálgicos que se compren un coche de gasolina de seis cilindros, que suene a coche de carreras. Ese cliente y ese tipo de oferta se mantendrá.
Las nuevas tecnologías cuestan dinero. ¿Está dispuesto el cliente a pagar por ellas?
Siempre hay clientes muy vanguardistas, que se adelantan a la última y que quieren las últimas tecnologías. Pero, por lo general, no son siempre asumidas por los conductores si es a cambio de un sobrecoste. Y lo mismo pasa con la conectividad y la seguridad. Al final, la regulación va cambiando y va condicionando el mercado. Hace años, el ABS era una opción y la gente no lo compraba. Pero se hizo obligatorio y al cliente no le quedó más remedio que pagar por ello. Pasó lo mismo con el ESP. Con la conectividad puede que ocurra igual.
Marta García Fernández