El gobierno chino quiere controlar aún más los movimientos de sus ciudadanos y cómo lo hacen dentro de la ciudad. Por ello, quiere que los diferentes vehículos lleven incluido un chip de identificación por radiofracuencia (del inglés, RFID), lo que le permitirá identificarlos por medio de ondas de radio. Se trata de unas pegatinas que pueden ser adheridas al producto, en este caso el coche, las cuales permitirán transmitir información sobre el coche (aún se desconoce cuánta en concreto).
China asegura que este sistema será voluntario a partir del 1 de julio de este año, pero que será obligatorio tener en todos los coches nuevos que se compren desde enero de 2019. La justificación para llevar a cabo esta iniciativa es para descongestionar el tráfico y reducir la huella de dióxido de carbono que existe en el país, sobre todo en las principales ciudades. Además, buscan bloquear cualquier tipo de ataque terrorista que pueda ser realizado en suelo chino con un coche.
En principio, el gobierno chino asegura que no se podrá saber dónde está un coche en todo momento, no es un sistema de GPS. Pero sí que podrá aportar información crucial, como si fuera un código de barras que o código QR, que puedan controlar por radiofrecuencia sobre quién es el dueño, el tipo de coche, la antigüedad… El problema es que los ciudadanos ven en esta acción un paso más hacia el recorte de libertades dentro del país. Creen que disfrazan una acción de represión con una necesidad para el bien de sus ciudadanos.
No es la primera acción que toman medidas de este tipo: sus principales ciudades ya tienen sistemas de identificación de matrículas de coches en peajes, así como unas gafas que los policías pueden usar para buscar a posibles delincuentes… ¡Qué será lo próximo!
Alberto Pascual García