Si te decimos que el propio Google es un mero portal de recomendaciones, ya tienes media respuesta. Sí, porque la opinión de los internautas aumenta considerablemente la valoración que el buscador da a tu web: su motor entiende que si mucha gente tiene un enlace a tu página, es que debe parecerles buena. ¿Y la Wikipedia? De nuevo el triunfo de un sistema de valoración en común: el texto que encuentras en cada definición es el producto de que mucha gente que ha pasado por allí, aun pudiendo hacerlo, no lo ha modificado; es decir, lo aprueba tácitamente.

El portal eBay podría haberse quedado en un simple mercadillo online si no fuera porque dio en el clavo doblemente: además de permitir opinar sobre los productos, dio la opción de otorgar más o menos fiabilidad a la persona que vendía el objeto; y ese prestigio se lo dan precisamente las apreciaciones de los anteriores compradores. Basándose en esas mismas premisas, y a la vista de que la crisis obliga a gastar con más criterio, los portales de recomendaciones y comparaciones con comentarios florecen como una ramificación más de la web 2.0, más humana y participativa. En enero nació en Barcelona la red social Dooplan.com, donde la finalidad no es hacer amigos simplemente, sino ofrecer a sus usuarios planes de ocio en la propia Ciudad Condal y en Madrid.

El ADN de Dooplan

Pero no a todos les envían las mismas recomendaciones, sino que depende de lo que ellos han denominado el “ADN” de cada usuario. Este está formado por “los gustos, aficiones y datos personales que han manifestado en un test inicial que rellenan al inscribirse, las votaciones que ellos realizan sobre el evento que se les propone y las cosas que les gustan a sus amigos en Dooplan”, según nos cuentan Carlos Puigjaner (CEO y fundador) y Bosco Curtu (director técnico) desde la start up.

Y de nuevo resaltan la importancia de la comunidad que opina: “Con el tiempo, el algoritmo de recomendación que hemos creado junto con la Universidad de Gerona ‘prefiere’ proponerte planes que han gustado a personas de hábitos afines a ti, antes que ofrecerte eventos de los que tú dijiste que te gustaban cuando llegaste”. Y cuanto más activo es el amigo que opina, más influyentes son sus valoraciones. Así que te lo recomendamos.

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Las (webs de) comparaciones no son odiosas

El 75% de los internautas españoles las consulta, según eBay

Repasando las Preguntas Frecuentes de Kelkoo, te topas con: “Aunque las tiendas o marcas paguen a Kelkoo, ¿es objetivo e imparcial?” Esa es la cuestión en los portales que viven de rastrear y comparar precios. Porque dos cosas incitan a dudar: una, que después de ver el producto y elegir la tienda puedes pinchar y ver la página del negocio para comprarlo, y el portal recomendador recibe una comisión de esa venta. Y dos: que esas tiendas pueden pagar por ser más visibles. Pero como los visitantes pueden comentar sobre lo satisfactorio de la tienda, se reduce la posibilidad de que las recomendaciones sean interesadas.

Redacción QUO