Y el Oscar es para… ¡¡The Spot, de Scott Zacarin!! Estamos en 1995, cuando las webs no eran más que fondos de pantalla brillantes y estridentes que repetían hasta la saciedad un patrón haciendo casi ilegible el texto y restando impacto a las imágenes. Fue en aquel año cuando la primer webserie de entretenimiento de la historia se alzó con uno de los galardones de la primera edición de los Premios Webby, -los oscars de internet-. Así que esto de las series para la red por extraño que nos parezca, ya estaba antes de Twitter y Facebook.
¿Pero qué es esto de las webseries?
A pesar de casi dos décadas de historia, el género está constantemente reinventándose y todavía no tiene unas características claramente definidas . “Es muy difícil englobar las webseries en unos parámetros muy concretos”, asegura Manel Jiménez, experto en series y profesor de la Universidad Pompeu Fabra, “porque precisamente lo que te permite internet es escapar de las parrillas clásicas”.
Con esa intención, ya hay pesos pesados de Hollywood como Brian Singer, productor de la webserie H+ y de taquillazos como la franquicia X-Men y el drama médico House, se aventuran a dar el paso hacia la producción para internet. No hay mejor prueba de que algo está cambiando en la industria audiovisual y que las formas de consumo del futuro están cada vez más cerca. “En algún momento estos medios van a emerger y va a producirse algún tipo de cambio en la forma en la que consumimos el contenido”, profetizaba el productor de H+ en una entrevista concedida al diario estadounidense The New York Times.
«Precisamente lo que te permite internet es escapar de las parrillas clásicas» Manel Jiménez, U. Pompeu Fabra
TV e internet ¿amigos o enemigos?
Los canales de TV ya están empezando a darse cuenta de ello. En un primer momento, su reacción fue cerrarse herméticamente ante cualquier invasión del nuevo medio, pero la realidad acabó por imponerse. Si el internauta no encuentra una serie ya emitida en la web oficial de la cadena, lo hará en otra parte. Así que mejor tener a internet como amigo y aprovecharse de sus múltiples ventajas.
Su principal punto fuerte es la creación de una comunidad entorno al producto audiovisual: convertir al espectador en fan y aprovecharse del efecto viral que produce el boca-oreja. Algunas webseries como Malviviendo han tomado decisiones sobre el guión o modificado sus planteamientos previos en función de los comentarios de sus seguidores.
Otras, como Héroes, solo pudieron salvar su dignidad gracias al público internauta. En 2010, la NBC decidió cancelar la serie por falta de audiencia, a pesar de ser la más vista del momento. Pasó sin pena ni gloria por la pequeña pantalla, pero sus 50 millones de espectadores le dieron el récord de descargas. Seguro que se arrepienten de no haber subido la serie a su web y con ello haber provocado que se obtuviera de forma ilícita.
Dr. Who, Chuck y otras muchas series son también ejemplos de éxito de la estrategia 360 º, que concibe la obra como una suma de lo que se emite en televisión y el contenido exclusivo que se ofrece en la página web.
La nueva TV se tiñe las canas
Para nuestros padres, ver la tele era todo un ritual: cogían la cena, se sentaban y allí no se fregaba los platos hasta que no llegaba la publicidad. Internet y las nuevas generaciones han cambiado esta rutina. Las webseries se ven como antes se escuchaba la radio, mientras haces otras mil cosas: revisar el correo, escribir un tuit, actualizar el estado en Facebook… Por eso las cadenas empiezan a ver en este nuevo formato una forma de atrapar a público menor de 25 años que se estaba escapando de las fauces de la caja tonta.
El éxito está en la estrategia 360 º, que concibe la obra como una suma de lo que se emite en TV y el contenido exclusivo que se ofrece en la web
“Si algo parece diferenciar las webseries de la producción dramática tradicional es el perfil de los personajes, que normalmente tienden a ser más jóvenes” afirma Concepción Cascajosa, profesora de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid. “Quizá precisamente para conectar con ese perfil de joven internauta que, en general, se siente bastante distanciado de los medios tradicionales y de la TV”.
Temáticas: ¿realista o geek?
También las cuestiones que se abordan en las webseries tratan de captar la atención del público joven. Paro (Malviviendo), relaciones de pareja (Qué vida más triste), homosexualidad (Sexo en Chueca) o la vivienda (Inquilinos) son temas recurrentes en las webseries, como también el humor con un punto friki. Precisamente la primera serie para internet española, Cálico Electrónico (2004) era una comedia geek. También lo era Enjuto Mojamuto, que pasó a emitirse solo en internet tras la cancelación de Muchachada Nui en TVE.
Estos géneros son ideales para producciones de bajo presupuesto, con decorados mínimos, localizaciones interiores y algunas exteriores en lugares públicos, un equipo humano reducido y generalmente no profesional… Pero, al mismo tiempo, y por influencia estadounidense se está desarrollando un nuevo tipo de webserie más enfocada en la ciencia ficción (Crisis BCN K36), la fantasía (Crónicas Drakonianas) o el thriller (Princesa Rota).
“Esta webserie se ve de cine”
Es precisamente en este terreno en el que se mueven grandes producciones como Cybergeddon o H+ abaladas por multinacionales de la talla de Yahoo o Warner. Precisamente Brian Singer dice sobre la segunda que su objetivo era filmar una producción “extremadamente cinematográfica” y que “se viera y sonase como verdadera TV de alta calidad” pero presentada en formato online.
Para llevar a cabo esa transición, Singer introduce una narrativa no lineal concebida como un puzzle. Los 48 episodios, de unos cinco minutos de duración, son piezas individuales que se pueden consumir en cualquier orden, respetando o no la cronología. Cada uno de ellos acaba en cliffhanger, con un hito argumental que alimenta el suspense y deja al espectador ‘colgando del borde de un acantilado’ hasta que la siguiente entrega viene a resolver el misterio.
Todo esto es para Cascajosa “una manera de experimentar y de intentar jugar con las posibilidades del relato. Básicamente se hace para intentar que el internauta no desvíe su atención y se vaya. Se intenta trabajar con un formato más interactivo, menos lineal, que te lleve a que puedas ver otro capítulo con un determinado juego o una determinada acción por tu parte y quizá captar mucho más tu atención”.
¿El tamaño importa?
La atención es el bien más preciado en internet y para Singer la única forma de captarla es que el contenido “se presente en el formato adecuado, lo cual suele significar episodios más cortos”. H+ se ‘emite’ cada miércoles a través de Youtube y Facebook, aunque por el momento solo es accesible desde EE.UU. o haciendo un par de trucos en tu navegador. Y Singer tiene la convicción de que su público está en un autobús conectado a través del móvil o haciendo tiempo mientras disfruta de la alta definición de su tableta.
Algo que no tienen tan claro los expertos.“Yo tengo muchas dudas sobre el formato de siete minutos”, afirma Cascajosa. “El internauta a veces ve cosas de manera corta y a veces ve productos que quizá tienen un formato de mayor duración. Pero lo que es evidente es que si vas a ver algo en una pantalla de siete pulgadas, quizá estar durante tres horas viéndolo no te va a convencer, y vas a preferir algo que sea más corto para poder verlo en un viaje en tren”.
¿Acabaremos cambiando la caja tonta por el teléfono inteligente?
Las estadísticas avalan esta afirmación, aunque todavía queda un largo camino hasta que los móviles (un 11% del acceso a la televisión online se lleva a cabo desde ellos, según las conclusiones del estudio Televisión: Tradicional vs. Online de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC)) destronen al portátil (38%) y el sobremesa (28%) y mucho tiene que cambiar la cosa para que dejemos de ver las series al calor del hogar (una costumbre que mantiene el 96% de los españoles).
Y sin embargo, las webseries son un fenómeno cada vez más de moda. Desde mediados de la primera década del s. XXI, las series para internet viven su momento de mayor ebullición en EEUU. Y nuestro país no se queda corto: de una sola serie para internet en 2004 hemos pasado a las 66 que registró el Observatorio Internacional de Televisión en 2010. ¿Acabaremos cambiando la caja tonta por el teléfono inteligente?.