Queremos revolucionar la industria del transporte”, así de seguro se expresa Daniel Orient, miembro del equipo Makers UPV de la Universidad Politécnica de Valencia, cuando conversa con Quo. El pasado verano, estos cinco estudiantes de entre 23 y 25 años se presentaron al concurso Hyperloop Pod Competition convocado por Elon Musk, el creador de los vehículos eléctricos Tesla y Space X para comenzar a desarrollar el Hyperloop. Este “quinto medio de transporte”, tal como lo define el propio Musk, es una cápsula que se desplaza por el interior de tubos, levitando a gran velocidad, a alrededor de 1.100 kilómetros por hora. “Es algo similar al sistema que se utiliza en los supermercados –aclara Orient– para transportar el dinero en el interior de un recipiente que se traslada a través de un tubo más grande gracias a la succión. Solo que en este caso no habría succión, ya que la cápsula cuenta con su propio sistema de propulsión”.
El concurso es la primera etapa concebida por Musk para crear un transporte que comunique los Emiratos Árabes Unidos (EAU) con la ciudad de Abu Dabi, unos 120 kilómetros que se recorrerían en apenas 12 minutos según las previsiones. El certamen se celebró en la Universidad A&M de Texas y se presentaron 115 universidades de todo el mundo en diferentes categorías, entre las que se contaban Construcción, Infraestructura, Diseño, Seguridad o Navegación, entre otras.
No poner puertas al campo… del transporte.
Uno de los primeros premios fue otorgado, precisamente en el apartado de Construcción, a un grupo de científicos e ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Pero luego llegó el turno de Makers UPV, quienes se alzaron con el título al mejor Diseño General y, por si fuera poco, también resultaron los ganadores en la subcategoría de Excelencia en Compresión y Propulsión. “Sabíamos que las grandes universidades tendrían más opciones –señala Daniel Orient–, ya que disponen de más recursos y sus equipos estaban formados por hasta 40 expertos. Pero nos presentamos de todos modos porque creíamos en nuestro proyecto. Una de nuestras grandes ventajas era que, en la categoría de diseño, no teníamos las restricciones que sí había en la categoría de construcción, por lo que pudimos plantear ideas más innovadoras que permitieran lograr las velocidades supersónicas que perseguía el concurso”.
Una de esas ideas es que la cápsula no tendrá un raíl inferior, lo que hará posible ahorrar hasta un 30 % en los costes de producción de los tubos por los que se desplazará. Gran parte del sistema se basa en la levitación magnética, y el diseño de los estudiantes españoles cuenta con imanes pasivos y electroimanes ubicados estratégicamente en la parte superior de la cápsula. Estos últimos permiten un control muy ajustado de la atracción y la repulsión, una de las claves de la propulsión, y al mismo tiempo evitan el uso de raíles.
Otro detalle de la cápsula es un sistema de turbina parecido al de los aviones. Se trata de un compresor en la parte delantera que hace circular el aire al que se enfrenta y lo redirige hacia atrás expandiéndolo, como sucede con el agua en el desplazamiento de una medusa o un pulpo.
Transporte completamente limpio
Pero la diferencia principal es que el sistema no utiliza ningún tipo de combustible: todo él está basado en baterías recargables y es 100 % renovable y con
0 % de emisiones. “Nuestra idea fue combinar la tecnología aeronáutica y la ferroviaria actuales –añade Juan Vicén, otro de los miembros del equipo, desde Valencia–. El sistema de levitación nos permite dar mayor comodidad a los pasajeros, ya que compensa las fuerzas de inercia que pueden experimentar en los giros”.
Esta es otra clave del diseño: el sistema de aceleración y frenado y sus posibles efectos sobre los pasajeros, ya que pasar de 0 a 100 km/h en 1,1 segundo no es algo habitual en los medios de transporte cotidianos. Y precisamente ese es el siguiente desafío. Cuando este número de Quo esté en la calle, Daniel, Juan, Ángel Benedicto, Germán Torres y David Pistoni, los cinco miembros del equipo, y el profesor Vicente Dolz estarán en California, en la primera pista de pruebas de Hyperloop, para testar la propulsión, la velocidad y el sistema de frenado.
Haciendo camino, revolucionando ideas
A partir del 27 de enero todos los equipos ganadores están invitados a acudir a la pista que Hyperloop está construyendo en California. Sorprendentemente se trata de un trayecto recto que, según la información que tiene hasta el momento Makers UPV, no medirá más de un kilómetro y medio de longitud y tendrá 1,7 metros de diámetro. El objetivo es llevar a los prototipos ganadores a una evaluación lo más fiable posible. Claro que por ahora serán apenas modelos en los que no pueden entrar pasajeros. “Nuestra cápsula –explica Vicén– tendrá un diámetro aproximado de 1,3 metros y una longitud de 4 metros. Todavía no podemos confirmar la velocidad a la que llegará, pero el objetivo es alcanzar los 300 kilómetros por hora”.
Si el diseño demuestra ser fiable y cumple con las metas de esta segunda etapa, en verano se llevará a cabo una nueva serie de ensayos en los que se exigirá una mayor velocidad y unas condiciones de frenado más ajustadas a la realidad. El equipo español no teme a estos requerimientos cada vez más exigentes. “Nos hemos enfrentado a algunas de las mejores y mayores universidades del planeta –concluye Orient–, hemos tenido exámenes en mitad de la competición y lograr que los aplazasen ha sido más que complicado. Pero aquí estamos y aquí seguiremos. Vamos a revolucionar la industria del transporte”. Sin duda están haciendo camino.