Los plásticos se fabrican con petróleo, multiplicando el daño ambiental. Una nueva tecnología permite fabricar etileno capturando el CO2 de la atmósfera.

Las bolsas de tu supermercado son de polietileno, igual que las botellas de plástico y el film de plástico que envuelve las verduras. Es el plástico más usado en el mundo, desde las sillas de la terraza hasta el anticongelante. Para fabricar este plástico se usa petróleo, que se fracciona para etileno, un gas, que a su vez es polimerizado en distintos plásticos.

Además del problema que los residuos plásticos suponen para el medio ambiente, su producción arroja aún más CO2 a la atmósfera, empeorando el cambio climático. Incluso aunque se eliminaran los combustibles fósiles, muchos de los compuestos que se derivan de ellos seguirían siendo necesarios.

La tecnología desarrollada por la Universidad de Toronto podría matar dos pájaros de un tiro. Una batería de hidrógeno produce electricidad combinando hidrógeno y oxígeno usando electricidad. La idea es usar una «batería inversa», utilizando electricidad para convertir el CO2 en etileno usando electrolisis.

El proceso todavía no genera etileno suficiente para competir con la fabricación a partir del petróleo. Para optimizar la producción de los electrones necesarios para la reacción química se utiliza un material llamado Nafion, un catalizador que también se emplea en las baterías de hidrógeno. De este modo se ha conseguido multiplicar por diez la velocidad de transformación de CO2 en etileno.

La electricidad necesaria se podría obtener de fuentes renovables. El mismo proceso se podría aplicar a otros materiales que hoy se extraen del petróleo. Esto supondría reciclar el carbono que usar el mundo, en lugar de verterlo a la atmósfera.

REFERENCIAS

CO2 electrolysis to multicarbon products at activities greater than 1 A cm−2