Nació el mismo año, 1972, en el que Richard Nixon y Leonidas Brézhnev comenzaron las negociaciones para poner fin a la guerra fría. Hoy, cincuenta años después, el Honda Civic sigue existiendo; la distensión, sin embargo, es agua pasada.
Es quizá uno de los coches que más tiempo lleva en producción. El Honda Civic empezó a fabricarse hace 50 años, justo cuando Richard Nixon y Leonidas Brézhnev daban los primeros pasos para poner fin a la división que hubo tras la Segunda Guerra Mundial entre el bloque capitalista y el comunista. Ahora, el coche que nació con la distensión presenta la que va a ser su undécima generación. Y lo hace traicionando un poco los principios con los que fue concebido. El primero llegó al mercado siendo un biplaza urbano y, algo insólito en 1972, apostaba por las bajas emisiones. Hoy, en lo único que se parece el nuevo Civic a aquel que llegó con el fin de la guerra fría es en su apuesta por el medio ambiente. Inicialmente, al menos, se venderá exclusivamente en versión híbrida sin enchufe.
La tecnología no es nueva en la casa. El Honda HR-V que llegó a España el pasado marzo ya la incorpora. El sistema se basa en una batería que se carga con dos fuentes de energía: la que se obtiene de las frenadas y recuperaciones por un lado, y la electricidad que produce un motor de gasolina de 2.0 litros por otro. No hay ningún cable para recargar en la red. El coche, de una manera inteligente, va adecuando una u otra tecnología para proporcionar la máxima eficiencia, lo que quiere decir un consumo oficial de 4,7 a los 100 y unas emisiones de 108 g de CO2/km.
El Honda Civic se ha hecho mayor
Pero en el Civic han cambiado muchas cosas respecto a aquel que nació con el fin de la guerra fría. Básicamente, el público al que se dirige es otro porque los tiempos han cambiado, también los consumidores, los gustos y las preferencias. Ya no son los más jóvenes el objetivo prioritario de las marcas, sino conductores algo más adultos con objetivos de estabilidad y posicionamiento social. Adiós pues a las extravagancias con las que llegó la versión del Honda Civic de 2007 y su estética de videojuego.
El Civic de ahora es sosegado y más elegante y cálido, a pesar de que empiezan a correr aire gélidos de una nueva guerra fría. Está construido sobre la misma plataforma que la última versión, pero con la distancia entre ejes algo mayor, 3,5 mm. Es también 25 mm más bajo y 2,5 cm más ancho. O sea, más grande por dentro y con la pretensión de seguir siendo tan emocional como siempre. Por eso, a pesar de ese toque de sensatez que han puesto en el diseño, continúa teniendo detalles para cautivar como la línea del techo descendente, tipo coupé y prestaciones que, aunque el coche todavía no se ha podido conducir, prometen seguir dando muchas alegrías a los amantes de la deportividad.
El reto no era fácil, porque al fin y al cabo se trata de un coche híbrido. A su favor tiene que los motores eléctricos son imbatibles en aceleración y que su mecánica de 184 caballos está diseñada para poder disfrutar de los cuatro modos de conducción que ofrece: Eco, Normal, Sport e Individual.
Todo práctico
El interior también se ha sosegado. Ahora la funcionalidad es la que manda y aunque tiene concesiones a los mandos táctiles de toda la vida para accionar la climatización y orientar las rejillas de aireación, la digitalización se ha hecho con el control del espacio. Dos pantallas albergan el cuadro de instrumentación y el de infoentretenimiento aunque la verdadera protagonista del habitáculo es la visibilidad gracias a la mayor superficie acristalada.
El nuevo Civic se pondrá a la venta en octubre. Sería bueno que con él se abriera un nuevo periodo de distensión como ocurrió en 1972 con el primer Honda Civic.