Inaudito. Basta con que el característico aroma del café llegue a la memoria para que nuestro cerebro se estimule del mismo modo que si tomase la dosis de cafeína que contiene una taza. Es lo que ha resuelto un estudio de la Universidad de Toronto que muestra que el simple recuerdo, mediante el olfato o la presencia de algo que tenga algo que ver con él, es eficaz para conseguir que nuestra mente se mantenga alerta y más atenta.
Se sabe que la cafeína es un estimulante del sistema nervioso y permite a sus consumidores permanecer más despiertos y atentos. Sus efectos varían de 4 a 6 horas. El objetivo de sus autores era comprobar el componente psicológico del café. El profesor canadiense Sam Maglio ha publicado los resultados en la revista Consciousness and Cognition. «Queríamos ver si existía una asociación entre el café y la excitación, de modo que, si simplemente expusiéramos a las personas las señales relacionadas con esta bebida, su activación fisiológica aumentaría igual que si tomaran un café”.
Efectivamente, los participantes expuestos a estas señales experimentaron interesantes beneficios cognitivos, como pensar en términos más precisos y sentir que el tiempo pasaba más rápido. El estudio incluyó individuos procedentes tanto de culturas orientales como occidentales y lo que sí observó es que este efecto era más débil en las personas educadas en culturas orientales. La explicación de Maglio es que quizás crecieron en un entorno en el que el hábito del café no era tan común. Los resultados de esta investigación podrían utilizarse para futuras estrategias de marketing, según el autor.
Marian Benito