La respuesta fácil es que los dinosaurios fueron descubiertos en la década de 1840, gracias a las cuidadosas observaciones del inglés Richard Owen. El científico percibió características comunes entre distintos ejemplares de una colección de fósiles privada, y discurrió que los seres vivos debían haber estado emparentados. Pero podría decirse que los dinosaurios se han redescubierto varias veces desde entonces, según los científicos han ido puliendo la definición de los míticos seres.
A partir las perspicaces observaciones de Owen, entrar en este restringido club de animales ha precisado distintos méritos, desde ciertas características morfológicas o que su ADN condujera a los científicos a un antepasado común. La última condición es la que se tiene en cuenta desde la explosión del análisis genético en el siglo XXI.
El último redescubrimiento, según esta definición, tuvo lugar el año pasado, cuando un científico vio que los diplodocus no entraban en la definición de dinosaurio porque no descendían de la especie de la que provienen los demás. Y con sobrada diplomacia propuso cambiar la definición de ‘dinosaurio’ para no excluir al mítico animal.
Redacción QUO