Si alguien tenía muchas papeletas para conseguir cruzar los más de 1.600 kilómetros, desde la Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión (una base chilena), hasta el Mar de Ross, ese era Colin O’Brady. En 2016 este deportista estadounidense batió el récord de las 7 Cimas (escalar las montañas más altas de los siete continentes) y el Grand Slam de Exploradores (unirle a las 7 cimas, el Polo Sur y el Polo Norte), esto último en apenas 139 días.
Si bien O’Brady no es el primero en atravesar este desierto blanco en solitario,en 1996 lo consiguió el noruego Børge Ousland, sí es pionero en llevarlo a cabo sin asistencia: Ousland utilizó una cometa para aprovechar los vientos e impulsarse.
A O’Brady le tomó un total de 54 días completar los 1.600 kilómetros del reto, con una última etapa agotadora: 124 kilómetros en 32 horas.
“Si bien las últimas 32 horas fueron algunas de las más difíciles de mi vida – explicaba en su cuenta de Instagram –, honestamente, también han sido algunos de los mejores momentos que he experimentado”. En su trineo O’Brady llevaba una tienda de campaña, un extenso kit de reparación, un saco de dormir para temperaturas de hasta -40ºC, un bastón de esquí extra y paneles solares para recargar las baterías del GPS y de su teléfono satelital. La expedición no dejará ningún rastro, ya que todos los desechos se traerán de regreso.
Para conseguir este reto, O’Brady, un triatleta que representó a Estados Unidos a nivel mundial, se sometió a un entrenamiento de pesas específico con el que fortaleció los músculos más comprometidos en el arrastre del trineo. También utilizó rutinas “extraoficiales”, como talar árboles y cortar troncos. Eso le llevó a ganar un total de seis kilogramos. En cuanto a la resistencia al frío, utilizó cámaras específicas y a menudo sumergía manos y pies en cubos de agua helada
Juan Scaliter