Es lo natural. Según los biólogos, los humanos solo nos ponemos en marcha cuando tenemos un motivo.
¿Por qué ir contra los instintos?
Necesidad física. La pereza es una señal para descansar. La mente también nos avisa de cuándo estamos abusando y hace aparecer el aburrimiento.
Garantía de salud. La dosis justa es sinónimo de una personalidad equilibrada. Las actividades de ocio no tienen por qué ser productivas.
Independencia. Según la periodista Alicia Misrahi, la Iglesia introdujo el sentimiento de culpa por la pereza como instrumento para dominar al pueblo.
Redacción QUO