Si los seres humanos aprovecháramos al máximo nuestra estructura muscular y ósea, seríamos capaces de correr a más de 60 kilómetros por hora. Es la conclusión de un estudio publicado en la revista Applied Physiology. Para hacerse una idea de lo que podría lograrse, el jamaicano Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, batió las plusmarcas de los 100 y 200 metros en 9,69 y 19,30 segundos, respectivamente, a una velocidad de unos 45 km/h.
El estudio, realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Metodista del Sur, en Dallas (Texas), contradice los trabajos que aseguran que los grandes velocistas corren al límite de sus músculos.
Para ello, realizaron pruebas hechas sobre una correa sin fin en la que los participantes corrieron de diversas formas y hasta para atrás. Con los datos obtenidos, los investigadores afirman que en realidad, la estructura muscular y ósea puede soportar hasta un 30 por ciento más de presión. «Nuestras proyecciones indican que la contracción muscular podría permitir correr a velocidades de entre 56 y 64 kilómetros por hora y probablemente más rápido todavía», indicaron los científicos.
Redacción QUO