El cuerpo de la mujer, durante siglos, ha sido el gran desconocido. Una belleza que a pesar de haber sido constantemente explotada en diferentes áreas de nuestra sociedad, a día de hoy sigue manteniendo el mismo poder gráfico ante los ojos. Y es que el cuerpo femenino además de ser un misterio para muchos hombres, es una fuente de frustración para muchas mujeres.
Pero Kayt Sukel, reportera de la revista especializada New Scientist, estaba decidida a ayudar a terminar con los misterios clitorianos, por lo que decidió colaborar con los investigadores de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, e intentar identificar aquellos mecanismos subyacentes a la excitación sexual, para intentar, de esa forma, conocer a mayor profundidad el comportamiento del cerebro femenino durante el orgasmo. Para ello, Barry Komisaruk, líder de la investigación, le pidió a la reportera de Newscientist, que se tocará el clítoris durante tres minutos y, luego, imaginara qué estaba haciendo. El resultado sorprendió a los allí presentes: más de 30 áreas del cerebro se activaron, tanto en el contacto real, como en el momento que estaba fantaseando con su imaginación. La única distinción fue, que el cerebro de Sukel mostró una mayor actividad cuando esta tan solo imaginó el contacto de su sexo, que cuando se estaba masturbando de verdad.
Según Komisaruk, quién ha investigado durante los últimos años la relación entre orgasmo y cerebro mediante la corteza prefrontal (PFC). Esta zona de nuestro preciado órgano está relacionada con la imaginación, el control de impulsos, la toma de decisiones o la conciencia. Al parecer, algo que no se había descubierto hasta ahora, es que el orgasmo femenino se produce en la corteza prefrontal, zona que sorprendentemente se activa igual en aquellos que pueden alcanzar el orgasmo solamente fantaseando. Los científicos se preguntan ahora si el PFC podría estar jugando un papel clave en la creación de una respuesta fisiológica de la imaginación.
Pero este estudio, no solo ha descubierto que existe más de una forma para la mujer de llegar al orgasmo, sino que revela un nuevo tipo de conciencia que podría conducir a tratamientos para el dolor. Según los investigadores, el orgasmo podría ser un gran analgésico y si se analizan con un estudio de activación cerebral aquellas zonas involucradas que lo provocan, se podría encontrar una nueva forma con la que poder llevar el dolor.
El caso es, que estudios anteriores llevados a cabo por Janniko Georgiadis y sus colegas de la Universidad de Groningen, Holanda, en el que tomaron un procedimiento similar en el que las mujeres eran estimuladas por sus parejas, encontraron que esa misma región del cerebro se encontraba «apagado» durante el orgasmo. Esto, podría sugerir que se alcanza un orgasmo con una pareja cuando la mujer «se deja ir» y llega a un «estado alterado de conciencia» , según afirma el investigador principal.
Y precisamente es la incapacidad para dejarse llevar por lo que algunas mujeres no pueden alcanzar el clímax, otra de las buenas ayudas que podría presentar los resultados de esta investigación.
A pesar de los intentos de llevar a cabo estudios como este en hombres, ha sido imposible por problemas técnicos. Los orgasmos de los hombres son mucho más cortos. Además, nos sorprenderíamos de saber lo poco que usan los hombres el cerebro durante las relaciones sexuales.
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Redacción QUO