Las parejas de gemelos idénticos suelen relacionarse con más frecuencia de la que imaginamos, formando lo que se conoce como matrimonios cuaternarios«.
Afortunadamente para el resto de mortales, el resultado no es un ejército de clones. De hecho, «la posibilidad de que los hijos de gemelos sean idénticos es de cero«, dice el genetista Rob Martienssen, del Laboratorio Cold Spring Harbor de Nueva York. La única forma de producir descendientes idénticos es tener un solo huevo fertilizado dividido en dos embriones idénticos en el útero. Pero como los hijos de los matrimonios cuaternarios se gestan en úteros diferentes, no pueden experimentar dicho proceso.
En su lugar, como con cualquier otro hijo de padres diferenciados, cada embrión recibe un surtido aleatorio de genes de padre y madre. Y aunque en un matrimonio cuaternario las parejas de papás y mamás son genéticamente idénticas, no hay posibilidades reales de la selección genética -para características como el color de ojos o la estatura- sea la misma para cada niño. Así que no hay más posibilidades de que tengan el mismo aspecto de las que habría en un par de hermanos normales y corrientes.
Redacción QUO