En esta cruzado que he emprendido para tratar de acercarles algunos de los títulos menos conocidos de la historia del cine, la actualidad con sus noticias refentes a la crisis de las hortalizas españolas, me ha hecho acordarme de este casi desconcoido filme del año 1993.
Paul Mazursky fue un director que conoció una notable popularidad en los años 70 gracias fundamentalmente a dos celebradas (y magníficas comedias dramáticas), Próxima parada, Greenwich Village (1976) y Una mujer descasada (1977). Luego, su carrera se fue deslizando hacia el olvido con títulos que casi no obtuvieron resonancia alguna.
Entre sus últimos trabajos (al menos, entre los últimos que se estrenaron en nuestro país) figura El pepinillo, una película cuyo título adquiere ahora unas dimensiones casi apocalípticas.
Protagonizada por Danny Aiello, la cinta era una sátira del Hollywood de la época plagada de referencias a la propia situación personal y profesional de su director. Aiello encarnaba a un cineasta en crisis que, al igual que el propio Mazursky, había conocido tiempos mejores, y que la única oferta que consigue es para rodar una película de serie Z sobre un pepinillo gigante volador. Con semejante premisa argumental, ya se pueden imaginar por donde van los tiros.
El pepinillo es una comedia simpática pero tampoco especialmente memorable. Sus pretensiones críticas se quedan cortas y su humor a veces resula demasiado «americano» para nuestros gustos. Eso si, les puedo asegurar que la película no es tóxica. No lleva bacteria incluída.
Vicente Fernández López