Cuando la cabeza entra en contacto con la almohada y entornamos los párpados, los ojos siguen funcionando. «Pero solo pueden distinguir la luz de la oscuridad«, dice el físico Michael Breus, psicólogo clínico y miembro de la Academia de Medicina del Sueño. Esto explica por qué una luz clara o el amanecer suelen despertarnos.
Pero durante el sueño, los ojos no envían información visual al cerebro. De hecho, la conexión entre ambos necesita realimentarse cuando nos despertamos. «Se necesitan 30 segundos para que el cerebro se dé cuenta de que estamos despiertos, y es por ello que al principio no acabamos de distinguir las imágenes por completo.»
Los ojos se mueven vertiginosamente durante la fase REM (rapid-eye movements) aunque siguen sin enviar datos visuales al cerebro, pese a que algunos estudios han demostrado que el córtex visual -la parte del cerebro que procesa las imágenes- está activo.
Redacción QUO