Es que el higo (de finales de verano) y la breva (del principio de la primavera) no son los verdaderos frutos. Son, más bien, flores internas, masculinas o femeninas, protegidas por una piel.
El higo posee un único y diminuto orificio que lo comunica con el exterior, y por allí pasan pequeñas avispas que polinizan su interior. Su parte carnosa y dulce corresponde a las flores, que, después de la fecundación, se hinchan y se vuelven carnosas.
Así que el verdadero fruto de la higuera son esas diminutas pepitas que se hallan en el interior de estas dos frutas. Por eso, el tipo de higuera (una morácea) que se encuentra en España es de las que en botánica se llaman plantas bíferas o reflorecientes.
Enviada por Juanma Fernández, correo electrónico
Redacción QUO