Será mañana, 14 de julio, sobre las 13:45, hora peninsular. La sonda New Horizons de la NASA realizará su aproximación máxima a Plutón y su mayor luna, Caronte, a una velocidad de 14 km por segundo. Aunque no nos lo contará inmediatamente. Los primeros datos e imágenes se esperan el miércoles a partir de nuestro mediodía y su transmisión se prolongará previsiblemente durante meses.
En su última fase de acercamiento, la nave ha ido sustituyendo la visión de dos manchas circulares que teníamos hasta ahora, por «fotos» que ya comienzan a exhibir contrastes de color, posibles accidentes del terreno y endebles pistas sobre la composición del planeta enano y el principal de los cinco satélites. Han quedado claras las enormes diferencias entre ambos: el gris cálido de Caronte, apenas roto por una gran mancha en su región polar, resulta muy uniforme, a diferencia de los grandes contrastes entre zonas muy oscuras y muy luminosas que se han detectado en Plutón, con una tonalidad general más rojiza. Mientras aquel apunta a una composición congelada de agua y compuestos amónicos, los hielos de este parecen estar formados por nitrógeno, dióxido de carbono y metano. Plutón tiene atmósfera, Caronte no. El interior del primero se sospecha sobre todo de roca, y el del segundo de hielo y roca a partes iguales.
Y cada una de esas informaciones ha servido para abrir una nueva esperanza de conocimiento en el equipo de la misión. Para todo ellos hacen falta datos de confirmación, igual que para sobar si la mancha plutoniana conocida como la ballena está formada por hidrocarburos y su cercano «donut» por depósitos de hielo. O para conocer con precisión cuánto mide este planeta destronado y poder calcular mejor de qué está compuesto.
Para ir despejando incógnitas, habrá que esperar impacientes hasta mañana al mediodía, y estar atentos a las piezas que New Horizons comienza a proporcionarnos para rellenar este puzzle espacial.
Pilar Gil Villar