José Luis Dobato, del Servicio de Neurología de la Fundación Hospital de Alcorcón (Madrid), nos cuenta que, si observamos los cerebros mediante imágenes “anatómicas” (por ejemplo, una resonancia): “Es imposible hallar diferencias morfológicas”.
Donde sí pueden apreciarse variaciones es en las pruebas funcionales (resonancia funcional, PET…), “porque permiten observar la actividad del cerebro al hablar, al escribir…” Con experimentos de este tipo se ha logrado ver que la “dominancia hemisférica” del lenguaje está normalmente en el lado izquierdo. Pero hay un pequeño porcentaje de personas, ya sean zurdas o diestras, que la tienen “cruzada” (o sea, a la derecha). Y la estadística apunta que es menos infrecuente en los zurdos.
Dobato añade que no se puede decir que haya una completa certeza de diferencias sustanciales en otros campos (habilidad espacial, musical, creatividad, etc.), porque se trata de funciones más difíciles de medir.
Redacción QUO