Tras varios meses de retrasos, mañana sábado a las 10:55 a.m. (hora peninsular) el cohete Falcon 9 despegará de Cabo Cañaveral (Florida), para impulsar la cápsula Dragon hacia el primer viaje de una nave privada a la Estación Espacial Internacional (ISS). Si la misión tiene éxito, abrirá además la puerta a la participación de las iniciativas empresariales en la navegación espacial, un terreno hasta ahora reservado a las agencias nacionales.
Falcon 9 y Dragon pertenecen a la compañía Space X, y mañana inician en colaboración con la NASA un vuelo de pruebas que verificará su capacidad de aproximarse a la ISS, dejar que esta capture a la Dragon con su brazo robótico y la adose a uno de sus módulos. También se comprobará el funcionamiento correcto de los sistemas necesarios para abortar la misión si fuera necesario. Una vez anclada, la tripulación de la ISS recogerá los más de 450 kilos de suministros (ropa, comida, baterías, etc.) que transporta la Dragon y la llenarán con 600 kilos de material inservible con destino a la Tierra. El regreso se espera en forma de un amerizaje en el Pacífico amortiguado por un paracaídas el 31 de mayo.
Una vez superada la prueba de iniciación, Space X podría obtener un contrato con la NASA para llevar mercancías a la ISS, tarea que realiza la rusa Soyuz, encargada también de transportar a la tripulación, desde la retirada de los transbordadores. Esta fase constituiría un entrenamiento perfecto para el objetivo a medio plazo de Elon Musk, fundador de Space X: llevar a turistas y científicos a otra estación espacial de gestión privada, que está preparando Bigelow Aerospace.
Pilar Gil Villar