Un paro cardiaco terminó con la vida de «Solitario Jorge» la última Geochelone nigra abingdoni, dando lugar con ello a la extinción de esta preciada especie. «Solitario George» ha sido, hasta el 24 de junio, el único ejemplar vivo de esta especie de tortugas gigantes halladas por primera vez en 1971 por unos cazadores en la isla Pinta (Ecuador).
Según informa la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) para BBC, la tortuga Jorge tenía más de 100 años, y aún así los expertos afirman que el Solitario Jorge ha muerto pronto, pues la vida de estos ejemplares puede alargarse hasta los 200 años de edad. Muy a pesar de los intentos de los científicos por garantizar descendencia de este peculiar ejemplar, George murió sin descendencia, dando lugar al fin de la subespecie Geochelone nigra abingdoni. En 2008, los investigadores descubrieron que las hembras que acompañaban a «Solitario Jorge» habían puesto un total de 16 huevos, pero por desgracia, ninguno de ellos fértiles.
A consecuencia de su incapacidad para perpetuar la especie y lo especial del ejemplar, «Solitario Jorge» se convirtió en uno de los iconos de las Islas Galápagos, que anualmente ha llevado a la Estación Científica Charles Darwin más de 180.000 visitantes. Los expertos quieren que la muerte de George sirva para concienciar sobre la necesidad de la conservación de las 20.000 tortugas gigantes que actualmente existen en Galápagos y evitar así su extinción por razones tan nefastas como la caza furtiva.
Hasta siempre #SolitarioGeorge.
Redacción QUO