No es Speedy Gonzales, pero no se queda corto en habilidades. El Santamartamys rufodorsalis, más conocido como ratón arbóreo de Santa Marta, lleva varios años jugando al escondite con los conservadores. Esta especie de roedor fue vista por última vez en 1898, hasta que en 2011 dos biólogos se encontraron de frente con uno de ellos en la Reserva Natural El Dorado (a unas dos horas de Santa Marta). Habían pasado nada menos que 113 años desde su última aparición.

Ahora, sabiendo de su existencia, los investigadores se han propuesto atraerle cueste lo que cueste. A pesar de que nadie sabe exactamente cuales son los gustos culinarios del escurridizo roedor, los científicos han realizado una dieta teórica por la pudiese sentirse atraído el tímido animal. Creen que entre sus platos favoritos están los invertebrados y las frutas, por lo que su mejor idea ha sido intentar atraerle con piruletas de cereza. Sí, lo que nosotros conocemos como el clásico sabor Kojac de toda la vida. El plan pasa por colgar estas piruletas en los árboles como señuelo.

Hasta ahora la trampa ha funcionado, pero solo con ardillas golosas. De momento el tímido ratón arbóreo de Santa Marta se hace de rogar.

Fuente: seeker.com

Redacción QUO