Para un español, que el dinero sea algo sucio y deba ser lavado puede conducir a error teniendo en cuenta la terrible corrupción que estamos obligados a soportar. Pero en esta ocasión, vamos a hablar de su suciedad en el sentido más literal.

Varios estudios han alertado ya de lo repletos de bacterias que está nuestro dinero en efectivo (una buena razón para explicar todas las muertes que rondan al caso Gürtel). Bromas aparte, el cash está repleto de bacterias fecales y otros patógenos que pasan de mano en mano, nariz, delantal o sobre y que, por desgracia, pueden acabar en nuestra billetera. Tampoco hay que obviar la presencia de moho o levaduras. ¿Resultado? Un riesgo latente para nuestro salud cada vez que el dinero cambia de dueño. Especialmente si el usuario lo ha usado para aspirar cocaína.

Por ejemplo, las superficies de nuestras monedas no son lisas, lo que permite que las bacterias se alojen allí con facilidad. Los billetes de menor valor tampoco están exentos de estos riesgos, ya que se usan más habitualmente y duran bastante tiempo en circulación (entre cuatro y 15 años). Los patógenos que se alojan allí tienen una supervivencia de meses, según han descubierto varios estudios.

Bacterias resistentes a los antibióticos, como el Staphylococcus aureus (responsable de infecciones de sangre mortales), son algunas de las que se alojan en nuestro dinero en efectivo. También la conocida Escherichia coli o la Pseudomonas aeruginosa, que puede causar infecciones del sistema respiratorio y del tracto urinario.

Un estudio realizado en 2010, concluyó que los dólares estadounidenses contienen en torno a 10 microbios por centímetro cuadrado. De los euros, no puede esperarse menos. ¿Ha llegado el momento de lavar nuestro dinero o pensar en cambiar nuestra forma de pago?

Fuente: scientificamerican.com

Redacción QUO