Cada años se extinguen dos especies de vertebrados, pero se trata de un evento tan lento que apenas si lo notamos y se piensa que no es una amenaza clara y presente para los sistemas naturales de los que dependemos. Un nuevo estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, proporciona la primera evaluación global de esta tendencia y señala un efecto cascada de lo que podría ocurrir.
En un estudio publicado en 2015, firmado entre otros por Paul Ehrlich,los autores señalan que la Tierra ha entrado en una era de extinción masiva sin precedentes desde que los dinosaurios murieron hace 66 millones de años. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el espectro de extinción es de alrededor del 41% de todas las especies de anfibios y el 26% de todos los mamíferos. Los culpables de este desastre global son la pérdida de hábitat, la sobreexplotación, los organismos invasivos, la contaminación, la toxificación y el cambio climático.
El nuevo estudioha analizado 27.600 especies de aves, anfibios, mamíferos y reptiles (una muestra que representa casi la mitad de las especies de vertebrados terrestres conocidos) y descubrió que más del 30% de las especies de vertebrados están disminuyendo en tamaño de población y de hábitat. De los 177 mamíferos para los cuales los investigadores tenían datos detallados por estudios efectuados entre 1990 y 2015, casi la mitad de ellos ha perdido el 80% de su hábitat.
«La pérdida masiva de poblaciones y especies – explica Gerardo Ceballos, uno de los coautores del estudio en un comunicado – refleja nuestra falta de empatía con todas las especies silvestres que han sido nuestros compañeros desde nuestros orígenes. Es un preludio a la desaparición de muchas más especies y al declive de los sistemas naturales que hacen posible la civilización».
¿Por qué es importante la pérdida de poblaciones y la diversidad biológica? Aparte de ser lo que los científicos llaman un preludio a la extinción de especies, las pérdidas nos privarán de interacciones cruciales como la polinización, el control de plagas y la purificación de los humedales. “Es triste – concluye Ehrlich – , pero nuestros descendientes tendrán que prescindir de los placeres estéticos y las fuentes de imaginación proporcionados por nuestros únicos homólogos vivos conocidos en el universo”.
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Juan Scaliter