Entre los aficionados al fitness es habitual tomar batidos de proteínas, ya que se trata de una forma rápida y cómoda de conseguir la «materia prima» necesaria para ganar masa muscular. Pero, ¿puede ser peligroso abusar de estos productos? La respuesta es que, en determinados casos, si que lo es.
Ahora, acaba de conocerse el caso de Megan Hefford, una joven australiana aficionada al fisioculturismo que falleció dos días después de haber sido encontrada inconsciente en su apartamento. Su familia está convencida de que el consumo de suplementos proteínicos fue loque acabó con su vida, aunque los médicos aún no se han pronunciado a este respecto.
Lo que sucede es que Meegan supuestamente padecía una enfermedad genética conocida como trastorno del ciclo de la urea. Cuando consumimos proteínas, nuestro organismo produce aminoácidos que, a su vez, generan amoníaco, y el cuerpo tiene que eliminarlo a través de la orina. Para ello, el hígado genera unas enzimas que transforman el amoníaco en urea.
Pero, las personas que padecen este trastorno no producen dichas enzimas y, por tanto, la transformación del amoníaco en urea no se realiza. Para estos pacientes es necesario llevar un control estricto de cuantas proteínas se consumen, y no excederse nunca con ellas. El abuso de las proteínas puede provocar que el amoníaco acumulado llegue hasta el cerebro, causando el coma del paciente y, posteriormente, la muerte.
¿Fue eso lo que le ocurrió a Meegan? Como ya hemos dicho, esa es la versión en la que cree su familia, ya que, por el momento, los médicos aún no han confirmado que la mujer padeciese este trastorno.
Con todo, las autoridades sanitarias siempre han avisado de que el consumo de suplementos de proteínas debe hacerse de forma moderada y bajo supervisión médica. El abuso prolongado a la hora de consumir estos productos puede acabar dañando el hígado y los riñones de la persona.
Vicente Fernández López