Parece que casi todos tenemos más o menos claro cuanto alcohol es demasiado, o cuanta comida entra en el límite de lo excesivo. Pero la cosa no resulta tan sencilla cuando se habla de vitaminas. ¿Es posible sufrir una sobredosis vitamínica? Y, en ese caso, ¿cuáles serían las consecuencias?

Un reciente estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association, revela que cada vez se consumen más suplementos de vitamina D. En 2007 solo el 0,3% de la población los tomaba, pero la cifra ha aumentado hasta el 3,2%. Lo cual, en principio no es malo.

La vitamina D se adquiere de forma natural a través del sol y de algunos alimentos como el pescado. El problema es que se calcula que el 40% de la población no consume la suficiente. Y, en ese caso, los suplementos pueden ser una gran ayuda.

Lo que ocurre es que se recomienda que la dosis diaria de este compuesto no supere las 4000 IU (unidades internacionales). Una cantidad que, según los expertos, se alcanza con tan solo tomar dos píldoras de este suplemento. De esa manera, cualquier cantidad extra que se adquiera por otra vía (como, por ejemplo, los alimentos) ya supondría un exceso.

La vitamina D presenta el problema añadido de que es soluble a las grasas y, por ese motivo, el exceso de la misma no se elimina a través de la orina. De esa manera se acumula en el organismo lo que significa que, con el paso del tiempo, puede producirse una auténtica sobredosis. Pero, ¿es eso algo realmente grave?

Depende mucho de la persona. Pero, quienes sean propensos a tener cálculos renales, serán los primeros en notar los efectos de dicho exceso, ya que la vitamina D tiene el efecto secundario indeseado de contribuir a su formación.

El cansancio, las náuseas, los mareos y al debilidad muscular son otros de los efectos de esta peculiar intoxicación. Lo cual es especialmente preocupante en las personas de edad avanzada, ya que muchos ingresos hospitalarios de ancianos que sufren caídas se deben a esta causa.

Y, en el caso de que la sobredosis de vitamina D supere la cifra de 50.000 IU, si se pueden observar complicaciones más graves. No hay evidencia de casos de muerte producidos directamente por el consumo excesivo de esta vitamina, pero en el caos de superar la dosis antes mencionada, se pueden producir daños hepáticos graves.

Los autores del estudio aseguran que ese tipo de intoxicación extrema no es frecuente. Aún así recomiendan no consumir suplementos de vitamina D salvo que se pertenezca al grupo de personas que tienen una deficiencia congénita de la misma. Los especialistas aseguran que una buena alimentación y la luz del sol, son el mejor modo de adquirirla para el resto.

Fuente: PopularScience.

Vicente Fernández López