A simple vista, nadie diría que los caimanes y las aves son primos evolutivos. Pero lo son, ya que ambos descienden de los arcosaurios (cuyo nombre significa reptiles dominantes), los “reyes del mambo” 250 millones de años atrás.
Recientemente, se han descubierto muchos fósiles de dinosaurios de transición con plumajes completos o parciales. Los científicos especulan que estas «proto-plumas» primitivas habrían evolucionado para ayudar a la endotermia, atraer parejas, darles la capacidad de correr más rápido que los depredadores, y finalmente planear y volar.
Pero exactamente cómo la piel exterior y los tejidos subyacentes se dividen en plumas o escamas, y en última instancia señalan la evolución del vuelo, sigue siendo un misterio. Para muchos, la clave está en el patrimonio evolutivo todavía presente en todo el ADN de aves y reptiles vivos. Uno de ellos es Cheng-Ming Choung, de la Universidad de California del Sur.
En un nuevo estudio, publicado en Molecular Biology and Evolution, un equipo liderado por Chuong ha logrado identificar una gran cantidad de nuevos genes implicados en el desarrollo de escamas y plumas. También han demostrado la capacidad de convertir las escamas en plumas, activando y desactivando circuitos moleculares clave en etapas críticas de crecimiento y desarrollo.
«Ahora tenemos una explicación molecular – afirma Chuong en un comunicado –. Estos resultados muestran que las diferentes mutaciones causan distintos niveles de conversión de escama a pluma, lo que implica que las escamas tienen la capacidad de formar plumas con las señales moleculares adecuadas”.
Para el estudio de investigación, el equipo realizó un análisis completo de transcriptoma de ARN y genómica de ADN de polluelos y caimanes en desarrollo con el objetivo de identificar sus diferencias de expresión genética y los genes clave en la formación de escamas o plumas.
Luego, colocaron estos genes únicos de plumas de pollo dentro de los huevos de cocodrilo, activándolos cuidadosamente dentro o debajo de su piel en crecimiento para volver a despertar una programación antigua que puede convertir las escamas en plumas.
Juan Scaliter