Investigadores de la Universidad Ludwig-Maximilians (LMU) en Munich, liderados por el paleontólogo Oliver Rauhut, informan, en un artículo publicado en PeerJ, la primera descripción del fósil geológicamente más antiguo atribuible de forma segura al género Archaeopteryx, la especie de ave más antigua aún descubierta, y proporcionan una nueva clave para diferenciar los dinosaurios similares a las aves de sus parientes más cercanos.

Hace unos 150 millones de años, en lo que ahora es el norte de Baviera, Archaeopteryx, habitaba un entorno subtropical caracterizado por islas de arrecifes y lagunas situadas en un mar poco profundo que formaba parte del Mediterráneo primordial. Hasta ahora, todos los ejemplares de Archaeopteryx recuperados se encontraron en el valle del río Altmühl. El último hallazgo se realizó allí en 2010, y este nuevo espécimen ahora ha sido analizado por el equipo de Rauhut. El análisis estratigráfico de la localidad de hallazgo revela que este es el fósil más antiguo conocido del género Archaeopteryx.

«Ahora se conocen ejemplares de Archaeopteryx de tres unidades distintas de rocas, que juntas cubren un período de aproximadamente 1 millón de años – explica Rauhut en un comunicado –. Este ejemplar exhibe características que hasta ahora no se conocían de los otros especímenes. Entre otras cosas, revelan que el Archaeopteryx era muy similar a los dinosaurios depredadores avanzados en muchos aspectos”.

El nuevo espécimen es el décimo segundo fósil que se atribuye al género. Sin embargo, en un estudio publicado en BMC Evolutionary Biology, el año pasado, el grupo de Rauhut informó que el primero de los que salió a la luz, el llamado espécimen de Haarlem descubierto en 1861, en realidad no pertenece al grupo. Este resultado reduce el número de fósiles de Archaeopteryx a 11, aunque quedan algunas dudas con respecto a la asignación de dos de estos. Esto subraya la necesidad de un diagnóstico para identificar claramente Archaeopteryx.

Además, la investigación de los 11 fósiles, señala que las muestras conocidas abarcan un rango notable de variación anatómica. Las posibles explicaciones para el amplio espectro de variación se extienden desde el polimorfismo evolutivo hasta la diferenciación evolutiva, es decir, la posibilidad de que el material fósil recuperado hasta ahora represente más de una especie.

“El alto grado de variación en los dientes es particularmente llamativo – concluye Rayhut –, ninguno de los especímenes muestra el mismo patrón de dentición, lo que podría reflejar diferencias en la dieta. Esto recuerda mucho al famoso caso de los pinzones de Darwin en las Galápagos, que muestran una notable variación en las formas de sus picos”.

Juan Scaliter