Hace unos días conocíamos la noticia de que el gobierno suizo va a prohibir que las langostas sean hervidas. Y, ahora, nos enteramos de que la Unión Europea se está planteando prohibir totalmente (otra vez) la llamada pesca eléctrica. Esta práctica consiste en equipar las redes de arrastre con electrodos, cuyas descargas provocan convulsiones en los ejemplares que se encuentran en los fondos marinos, haciéndoles salir a la superficie, por lo que resulta mucho más fácil capturarlos. Y, ahora, la Unión Europea tendrá que pronunciarse sobre una petición presentada por BLOOM (una organización integrada por ONGs y varias asociaciones pesqueras) para que esta forma de pesca sea definitivamente desterrada.
La llamada pesca con pulsos eléctricos ya está prohibida en países como Estados Unidos y China. De hecho, la propia Unión Europea la llegó a prohibir en 1998 aunque, en 2006, se decretó una autorización parcial, que permitía un determinado porcentaje de capturas anuales mediante esta técnica, a la que se le otorgaba la categoría de innovadora y de interés científico.
El país que más se ha beneficiado de esa peculiar excepción a la norma de 1998, ha sido Holanda, que es el que más la emplea. Además, muchos barcos equipados con redes eléctricas han recibido subvenciones amparándose en su calificación de innovación científica. Las autoridades de ese país se escudan en que resulta más ecológica y sostenible, ya que los barcos que la usan acaban consumiendo menos combustible que el resto de la flota. Pero sus detractores esgrimen numerosos informes que afirman que tiene un efecto devastador sobre el fondo marino y sobre las diversidad marina, debido a que las capturas serían menos selectivas.
Vicente Fernández López