Oliva Lua, de 23 años, es la quinta actriz de cine pornográfico que ha muerto en 2018. Estaba ingresada en una clínica de rehabilitación y fue encontrada sin vida por los trabajadores de la institución. La joven tomaba una medicación muy agresiva y se sospecha que haberla mezclado con otro tipo de sustancias pudo ser la causa de su muerte.
Pero, antes que ella, ya nos habíamos enterado en los últimos meses de las muertes de Olivia Nova, de 20 años, hallada sin vida por causas que aún se desconocen; de August Ames, de 23 años, quien supuestamente se suicidó; de Yuri Luv, de 31 años, a causa de una sobredosis; y de Shyla Stylez, de 35 años, que falleció mientras dormía. Lo que nos ha hecho preguntarnos, ¿por qué están muriendo tantas actrices de cine X en tan poco tiempo?
Circula por internet un presunto estudio que asegura que la vida media de una actriz pronográfica ronda los 37 años. Los autores del mismo han calculado la cifra basándose en los datos de 130 actrices fallecidas en período de treinta años. Pero, hay que tener en cuenta que el informe está realizado por una institución religiosa, y que no sigue una metodologóa rigurosamente científica.
Lo cierto es que las muertes en la industria del cine pornográfico no son una novedad. A principios de los años 80, los excesos con las drogas y la aparición del SIDA se cobraron muchas vidas en este mundillo pero, partir de la década de los 90, la situación se normalizó. Entonces, ¿por qué este repunte?
Algunas actrices veteranas, ya retiradas, como Ginger Lynn, que fue una estrella del género en los 80, asegura que la competencia del porno en internet ha hecho que la exigencia sea mucho mayor. Que a las jóvenes actrices de ahora se les exige realizar cosas cada vez más extremas, que acaban mermando su salud emocional.
La verdad es que siempre han circulado mitos sobre las personas que trabajan en el mundo del porno; se ha dicho que proliferaban entre ellos los casos de personas que habían sido víctimas de abusos sexuales en su infancia, o que padecían trastornos psíquicos ,y que abusaban de las drogas. El gran problema es que no existen muchos estudios científicos sobre el tema, que confirmen o desmientan dichas creencias.
Uno de las pocas investigaciones existentes es la que realizó en 2013 James Griffith, psicólogo de la Universidad de Pensilvania, que contó con la colaboración de 177 actrices porno de Estados Unidos. Los resultados revelaron que ninguna de ellas había sufrido abusos sexuales durante su infancia o adolescencia, aunque todas se iniciaron en el sexo a una edad temprana, algo inferior a la media nacional. La mayoría afirmó que se habían dedicado al cine erótico porque les encantaba el sexo, todas mostraban una alta autoestima, y solo un porcentaje pequeño mostraba trastornos psicológicos evidentes. La mayoría, derivados de haber tenido problemas de adicción al alcohol y a las drogas.
Pero el propio autor del estudio afirmaba que estos resultados debían tomarse con cautela. ¿La causa? Pues que la gran mayoría de las actrices con las que contactó se negaron a participar en el estudio, temerosas de que los resultados del mismo pudieran volverse contra ellas. Por eso, el investigador cree que es posible que la estabilidad profesional y personal que mostraban la mayoría de las que si participaron como voluntarias, pudiera ser una excepción a la norma.
Vicente Fernández López