Entre los diferentes proyectos que se llevan a cabo en la Estación Espacial Internacional este que os presentamos ha llamado nuestra atención. La NASA ha mandado material biológico a la ISS en su último lanzamiento desde Cabo Cañaveral el pasado 2 de abril. La sorpresa fue cuando supimos que se trataba de semen de humano y de un toro. Tras 41 horas de viaje, la estación recibió estas muestras y ahora quiere comprobar si los espermatozoides de ambos sujetos se comportan de la misma forma sin ningún atisbo de gravedad a su alrededor.
Para que los espermatozoides comiencen a nadar en busca de un óvulo, necesitan una llamada. Mientras tanto, lo único que hacen es retorcerse y girar sobre sí mismos a la espera de una señal que les diga hacia dónde tienen que dirigirse. Una vez la reciben, estos se lanzan en la búsqueda del óvulo y en su camino, sus membranas se volverán mucho más fluidas de manera que se facilite la unión en caso de que tenga lugar. ¿Se comportan de la misma forma en la Tierra como en el espacio? Ya existe un precedente y ahora quieren obtener más información para comparar resultados.
Existió una primera experiencia con semen de toro y de erizos de mar. En este caso, se descubrió que la velocidad de los espermatozoides en ambos animales era mayor en microgravedad que en la Tierra. Eso sí, las membranas no llegaban a adquirir la fluidez que se esperaba, por lo que corrían y corrían, pero sin ningún objetivo claro en su camino. No llegaban a fecundar el óvulo.
Ahora quieren volver a probar con el semen de toro una vez más y también con el humano de manera que puedan comprobar si sucede lo mismo o se pueden obtener diferentes resultados. Para activar su movimiento, añadirán químicos que provocarán la fusión. Algo que se grabará en vídeo y se podrá comparar con los datos obtenidos en la Tierra.
¿Para cuándo una fecundación real en el espacio?
Alberto Pascual García