Las playas están formadas por sedimentos arrastrados por las corrientes y las olas.
Y es tan sencillo como que un mar agitado es capaz de mover rocas más grandes que uno menos agitado, así que la razón de que unas playas tengan guijarros y otras arena es esa. Si en una playa de arena aparecen piedras, puede que haya habido una marea ocasional más fuerte.
Las playas más finas conocidas, de arena de coral, marcan el límite con unas 40 micras de lado. Por debajo de ese límite, el polvo está en suspensión en el agua y no se deposita en la playa.
Es la misma razón por la que unas zonas del litoral presentan un aspecto u otro: son el resultado del modo en que han actuado las olas y las corrientes de deriva.
Por cierto, lo que llamamos arena no tiene una composición mineral única, sino que se refiere al aspecto fragmentario y tamaño pequeño. A menudo es de sílice, pero muchas veces son restos de animales (coral, foraminíferos…), así que también sirve de indicador de la salud del mar.
Javier Armentia. Director del Planetario de Pamplona
Enviada por josé Manuel Cubero, correo electrónico
Redacción QUO