Si nos preguntaran que criterios seguimos para escoger a nuestros amigos, seguramente casi todos responderíamos que tener gustos e inquietudes similares sería una de las razones. Pero parece ser que las personas unidas por una amistad tienen en común algo más que las meras aficiones: los genes. O, al menos así se deduce de los resultados de un estudio realizado por investigadores de las universidades de Stanford y Wisconsin.
Numerosos estudios sociológicos habían apuntado a la existencia de una posible tendencia que haría que algunas personas se sintieran más atraídas a establecer lazos de amistad con otras que tuviesen unas características físicas con cierta similitud (tamaño corporal, peso, color del pelo…). Los autores del estudio quisieron comprobar si podía haber indicios de una base biológica para ese comportamiento, y recogieron muestras genéticas de más de doce mil personas.
Los resultados del experimento revelaron que, efectivamente, en la mayoría de los casos existía una mayor similitud genética entre las personas que eran amigas, que entre aquellas que no se conocían de nada. Era una similitud evidente, aunque no tan grande como para considerar que existía parentesco.
No es la primera vez que un estudio arroja un resultado similar. Ya en 2014, otra investigación relacionada por la Universidad de California, apuntó a que muchas parejas de amigos tenían una similitud genética de un 1%. Aunque, según este otro estudio, ese porcentaje de similitud genética si sería similar al que se puede tener con un primo lejano.
Vicente Fernández López