La neurogénesis adulta, la producción de nuevas neuronas después del periodo embrionario y, en algunos animales, neonatales, tiene lugar en el hipocampo y en otra estructura cerebral llamada cuerpo estriado. Si bien la neurogénesis del hipocampo adulto es esencial para el aprendizaje y la memoria, no se ha comprendido bien cómo afecta el proceso a las afecciones neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
Un estudio realizado por un equipo del Hospital General de Massachusetts (MGH) concluye que la neurogénesis puede mejorar la función cognitiva en un modelo de ratón de la enfermedad de Alzheimer. Su investigación muestra que esos efectos beneficiosos sobre la cognición pueden ser bloqueados por el ambiente inflamatorio hostil presente en el cerebro de pacientes con esta enfermedad y que el ejercicio físico puede «limpiar» el ambiente, permitiendo que las nuevas células nerviosas sobrevivan y mejoren, ejerciendo un efecto positivo en la cognición.
«En nuestro estudio demostramos que el ejercicio es una de las mejores formas de activar la neurogénesis – explica Rudolph Tanzi, líder del equipo, en un comunicado – y luego, al descubrir los eventos moleculares y genéticos involucrados, determinamos cómo imitar los efectos beneficiosos del ejercicio a través de la terapia génica y los agentes farmacológicos”.
Los resultados, publicados en Science, demostraron que la neurogénesis en el hipocampo podía inducirse en el modelo ya sea por ejercicio o por tratamiento con fármacos y terapia genética que promoviera el nacimiento de células progenitoras neurales.
“La lección aprendida – concluye Tanzi – fue que no basta con activar el nacimiento de nuevas células nerviosas, sino que simultáneamente se debe “limpiar” la zona la que nacen para asegurarse de que las nuevas células sobrevivan y prosperen. El ejercicio puede conseguir eso”.
Juan Scaliter