La avispa que regresó del pasado.
Esta novedosa técnica permite no solo ver el exterior de los insectos; también, aunque parezca increíble, es posible ver sus órganos internos.
Una modelo en 3D
Una vez que se han obtenido miles de imágenes del insecto atrapado en la resina fosilizada, una impresora 3D recrea el animal en el tamaño deseado.
Mantis rezando
Así fue “congelada” esta mantis religiosa en una gota de ámbar. El estudio de estos insectos permite conocer las características ambientales de la época en que vivieron: hace unos 100 millones de años.
Esto era un Ciempiés
El abuelo del ciempiés. Este miriápodo (familia Polyxenidae) fue fotografiado en un trozo de ámbar de 100 millones de años de antigüedad.
El edificio
Originalmente, el ESRF fue concebido para experimentos físicos. Trabajan más de 3.500 científicos.
El sexo de las algas
Este es el fruto
petrificado de un alga, la carofita (abuela de la mayoría de las plantas terrestres actuales). En la primera imagen (A y B) se ve que la sección externa y la interna forman líneas en espiral. Así se descubrió que existía una capa (C) que protegía la semilla y se pudo observar el interior de esta (D). La girogonita del estudio tiene unos 400
millones de años y unos 0,2 mm de diámetro.
Una hormiga
recreación de una hormiga hallada en un trozo de ámbar. La impresora 3D moldea capa a capa el modelo elegido sobre una base (en negro). Cuando el animal está completo se desprende de esta.
En tres dimensiones
Figura tridimensional de un escarabajo (izda.) obtenida gracias a un tipo de grabado láser que permite diseñar una imagen sobre cristal.
La prueba definitiva
El ámbar se introduce en agua, ya que el líquido rellena las grietas y permite mejor resolución de la imagen. Luego, desde varios ángulos se disparan los rayos X que servirán para un modelo en 3D.
El acelerador
El acelerador de neutrones, un cañón circular de 884 metros, almacena estas partículas, que luego se transforman en rayos X para experimentos de física.