Con un estilo de producción de serie B ochentera, Chuck aparece en las pantallas televisivas como contrapunto interesante a las grandes producciones. No es que haya destacado especialmente por tener unas audiencias de infarto, pero sin embargo Chuck es una serie de culto entre la comunidad internauta por muchas razones de peso. El que la ve no solo la disfruta, la vive. Con ingeniosos giros constantes y a veces frenéticos de guión, se ha sabido mantener estable durante sus cinco temporadas y han sido inteligentes a la hora de elegir el momento adecuado para ‘cerrar el quiosco’ e irse con la dignidad que una serie tan especial como Chuck merece.
Al ver el episodio piloto solo tuve dos palabras hacia su originalidad: ¡Qué grande!, sensación que fue aumentando capítulo tras capítulo. Lo que en un principio aparenta ser una serie especialmente producida para frikis -que también-, en realidad puede gustar a los amantes de géneros tan diversos como espías, romances, humor, tecnología, acción… Su éxito en internet dio lugar a la producción de muchos capítulos exclusivamente online aprovechando el potencial de las tramas secundarias del “Buy More” (Compra Más), convirtiéndola en una de las que más mimos ha dedicado al internauta en este sentido.
Chuck: tramas con grandes dosis de ingenio
Todo comienza cuando Chuck Bartowski (Zachary Levi), un joven informático que dejó la carrera en Stanford a medias (por razones que os dejarán con la boca abierta), se instala sin querer un ordenador en el cerebro. Conocido como Intersec, esta computadora contiene la base de datos completa de la Inteligencia estadounidense. Ya os podéis imaginar lo que viene luego: un auténtico marrón.
Tras instalarse el Intersec, los de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) no tardan en aparecer. Lo que no se esperaban es que la nueva gran arma de la Inteligencia estadounidense estuviera en manos de un friki informático algo esmirriado como para ser espía de alto riesgo, que para colmo trabaja en un Compra Más. Para poner la guinda a un pastel como poco pintoresco, nuestro protagonista trabaja en un stand surrealista, que dice ser el soporte técnico del lugar, llamado Nerd Herd (Manada de Nerds).
Pronto nuestro intrépido ‘muchacho’ se verá en la obligación de infiltrarse en la CIA para darle uso al nuevo ‘juguetito’ de su cerebro mientras su mejor amigo, Morgan Grimes (Joshua Gómez), llevará el peso de las absurdas y sorprendentes historias que ocurren en el Compra Más los ratos que Chuck está de misión, uniendo a veces las diversas historias de la trama de una forma surrealista y cómica que te hará soltar con ganas más de una carcajada. En Chuck, a diferencia de otras series, puede ocurrir siempre lo contrario a lo que estás pensando.
Unos personajes a los que acabarás queriendo… a pesar de todo
Todos los personajes de la serie acaban siendo, antes o después, protagonistas. Aunque sin duda son Sarah Walker (Yvonne Strahovski), el Capitán John Casey (Adam Baldwin) y Morgan los que cargan con la mayor parte del peso, su elenco de personajes sarcásticos, habitualmente embarcados en relaciones imposibles y marginados sociales, son la chispa que te harán encariñarte con esta serie.
Chuck se mueve en dos círculos de amistades a cual más variopinto. Por un lado sus amigos del Compra Más. Lester Patel (Vik Sahay) y Jeffrey Barnes (Scott Krinsky), el indio desagradable y el americano pasado de rosca. Machistas, salidorros y repulsivos, sí, pero la serie no sería lo mismo sin ellos. Están detrás del 90% de las desgracias y del 80% de las carcajadas. Y esta estadística es tan fiable como Jeff con un lanzallamas (no digo más).
Además de Jeff y Lester, el Compra Más está lleno de toda clase de personajes con acné juvenil, faldas cortas, barrigas cerveceras y las barbas salpicadas de restos de bolas de queso. Reinando sobre ese frikismo un Santa Claus afroamericano achuchable con muy mala leche: Big Mike Tucker (Mark Christopher Lawrence), el típico gordinflón al que te gustaría abrazar pero sería lo último que hicieras en tu vida. Es el único personaje que en lugar de subir peldaños a estilo mítico héroe de Hollywood, los baja. Y encima le hace feliz. Una vida sin estrés, con su bocata y sus donuts es a todo lo que Mike necesita para estar contento.
Y así llegamos al centro de la cuestión: MORGAN. Si no fuera porque el Intersec lo lleva Chuck en la cabeza (ejem) la serie podría haberse bautizado con su nombre. Sencillamente un crack. Tiene la extraña capacidad de meter siempre la pata, esforzarse por arreglarlo, cagarla aún más y de repente, de potra, acabar salvando el día de la forma más ingeniosa posible. Cuesta entender como un hombre tan pequeño está tan lleno de miedos y obsesiones. Sus ralladas, desencadenan las situaciones más cómicas, como un combate a muerte dentro de una jaula para decidir quién será el encargado o cuando convierte un concurso de “Mejor empleado del mes” por una competición a ver quien es el más desagradable. Pero lo más importante de Morgan, no es el mismo, sino lo que Chuck es a su lado. Es el amigo 100% fiel que nunca hace preguntas y siempre está ahí para lo que se le necesite, ya sea una partida al Call of Duty o desplegar todo un ejército para salvar a su mejor amigo.
La mejor prueba de lo buena gente que es Morgan, es que hasta el Coronel John Casey acaba queriéndole, y eso que este duro ‘macho men’ no quiere ni se casa con nadie excepto con su retrato de Nixon. Al menos en un principio.
En contrapunto a la Manada de Nerds del Compra Más, están los súperagentes de la CIA y la NSA, Sarah Walker y John Casey, quienes añaden el punto profesional y el orden entre tanto frikismo. A pesar de tener la mente fría y una mente entrenada para realizar su trabajo, acaban sacando su lado más humano más tarde o más temprano. En ese momento, entenderás el espíritu y los pilares donde Chuck se apoya: el amor incondicional, la amistad y el buen rollo.
Un estilo ochentero y provocadoramente freak
Al más puro estilo de producción ochentero, Chuck guarda varios recursos estilísticos en su haber que forman parte ya de su iconografía. Como no, tenían que ser frikis. Uno de los que me resultan más graciosos es el del ventilador, cuyo aire suele arrojarse en un guiño, guiño, codazo, codazo, al público masculino. Las espías de infarto que desfilan durante toda la serie suelen ser presentadas bajo esta brisa, ondulando su melena al viento a cámara lenta. Alguna vez lo hacen con hombres, y en otras ocasiones incluso puedes ver a Morgan portando y dirigiendo el ventilador al objetivo.
Para el público femenino también hay carnaza servida por el fibroso y atractivo cuñado de Chuck, Devon, el Capitán Pasada (Awesome). Sus pectorales quedarán grabados a fuego en tu retina.
Estos recursos son totalmente provocados, y quedan tan… ¿cómo diría?, ¿cutres?, que no tienes otra opción que echarte a reír. No hay machismo ni mojigaterías, solo sátira, sarcasmo y humor sano.
Por cierto, el Intersec, como buena herramienta informática, puede actualizarse. Los Chuck renovados audazmente cada temporada no tienen desperdicio.
Y… ¿Dónde la veo?
A no ser que al ritmo de abracadabra la hagas aparecer en tu disco duro, te queda comprar la serie en DVD. En España se ha emitido en Calle 13 y en algunas televisiones autonómicas, pero merece la pena verla desde el principio para apreciar todo su valor. Y si te es posible, mejor en VOS.
Chuck tiene cinco temporadas y un final que no te dejará indiferente. Vale la pena que le des una oportunidad a esta pequeña gran serie.
Tráiler (1ª temporada)