Este reportaje trata de dar respuesta al misterio, objetivo nada sencillo si se tiene en cuenta que existen muchas clases de arañas, cada una de ellas con sus características. Se han descrito más de 30.000 especies de arañas, y los expertos aseguran que la cifra real se aproxima al doble.
Y dado que la historia original nada aclara sobre la pregunta de partida, no queda más remedio que recurrir al método ensayo-error, que en este caso se resume en comparar los “poderes” de las distintas arañas con los del superhéroe, y cruzar los dedos para ver si encontramos algún modelo con el que emparentar los superpoderes arácnidos de Spiderman.
Según se explica en la biografía oficial que la editorial del cómic le dedica, éstas son: fuerza, reflejos y equilibrio sobrehumanos; habilidad para colgarse de casi cualquier superficie; y un sexto sentido, bautizado como “sentido arácnido”, que le avisa de la existencia de peligro. Todo ello, aderezado con una tela de araña de creación propia, que merece capítulo aparte.
La primera conclusión: su creador, Stan Lee, no era un fanático de las arañas y se limitó a señalar unas propiedades harto genéricas. Pero si uno escarba, acaba por encontrar dónde empezar a buscar.
¿Sentido arácnido o sentido común?
Todas las arañas poseen “sentido arácnido”, por lo que este superpoder nada aclara sobre la “madre” de Spiderman. Su deficiente vista las obliga a percibir el mundo mediante las vibraciones transportadas por el aire, la tierra o sus telas, y recogidas por los más de 3.000 receptores, los pelos sensoriales, de su cuerpo, la mayoría concentrados en sus patas. Destacan la tarántula y familia (Theraposidæ), cubiertas por una densa capa de pelos que las hace muy sensibles.
No hay superficie que se les resista
No todas las arañas pueden trepar por las más diversas superficies. Grosso modo, podemos distinguir entre arañas constructoras de telarañas –aproximadamente la mitad de las conocidas– y arañas cazadoras. Cada grupo ha adaptado sus extremidades a su modus operandi. Así, las segundas han apostado por ganar en capacidad trepadora gracias a los densos cepillos de cabellos que presentan los extremos de sus patas, y que a su vez se dividen en miles de finas extensiones cuticulares, o “patas finales”. Una de estas cazadoras pudo ser la que mordió a Parker.
Un beso que corta la respiración
Spiderman no segrega ningún agente tóxico, lo que descarta un gran número de especies aspirantes a la “paternidad”. De hecho, todas las arañas, salvo las de la familia Uloboridæ, presentan glándulas venenosas. Claro, que también se puede argumentar que, de entre todas las venenosas, sólo unas 30 especies lo son para el hombre. El resto carece de quelíceros suficientemente fuertes como para atravesar la piel humana. En la treintena de “peligrosas” están la araña de tela de embudo de Sydney, la más peligrosa del mundo, y la viuda negra, cuyo veneno produce parálisis respiratoria. Mención especial para las arañas rociadoras, que cazan a base de escupitajos, mezcla de cola y agente paralizante.
Cuando el camuflaje es un arte
El del camuflaje es un arte que dominan muchas arañas; entre ellas, las arañas cangrejo, capaces de adaptar su coloración a la de la flor que les sirve de “base de operaciones” y desde la que acechan a sus presas. Otra alternativa que manejan las arañas es el mimetismo. Las representantes de la especie Cosmophasis se hacen pasar por hormigas imitando incluso su forma de andar, para lo que no dudan en levantar sus patas delanteras y convertirlas en unas convincentes antenas. A la vista del traje “pelín hortera” de Spidey, no debió ser una de ellas la culpable.
Salvada por la campana
Son muchas las veces que el hombre-araña ha estado a punto de ahogarse en las gélidas aguas que rodean la isla de Manhattan. Tantos apuros descartan la paternidad de aquellas especies de arañas que se manejan sin problemas en este medio, que las hay. El caso más llamativo es el de Argyoneta aquatica, que, literalmente, vive, caza, se aparea, oviposita y cuida las crías bajo el agua, a pesar de tener, al igual que el resto de las arañas, respiración aérea. Lo logra gracias a una peculiar campana de inmersión a base de telaraña: Argyoneta construye entre las plantas acuáticas una tupida red con forma de campana que queda bajo el agua y que está llena de aire. Un aire que la araña renueva periódicamente subiendo a la superficie.
¿Por qué no una aracno-cueva?
Las arañas de escotilla cavan bajo tierra guaridas que están provistas de una puerta formada por varias capas de seda y que se abre y se cierra gracias a una “bisagra” a base de hilos de seda, que la conectan con el suelo. Algunas, más precavidas, colocan una especie de resorte de hilos a mitad de la guarida. Si entra un intruso, la araña, que está en el fondo, tira de uno de los hilos, el resorte se activa y bloquea el paso.
Nada de eso hace Spidey, por lo que no era una de estas arañas la que pululaba por el laboratorio.
La candidata más cualificada, pero…
He aquí una descripción que parece encajar con el perfil de Spiderman. La de las arañas saltadoras (Salticidæ), de las que hay más de 4.000 especies, y que destacan por su facilidad para dar rápidos saltos en cualquier dirección, hacia adelante, hacia los lados o hacia atrás. A la hora de cazar, combinan su excepcional (para el mundo arácnido) visión con dicha capacidad, lo que las convierte en unas de las más efectivas depredadoras de insectos. Mientras, para huir se ponen a saltar en todas direcciones y despistan al perseguidor. O saltan al vacío sostenidas por su tela, igualito que Peter. Pero existe una característica que niega la candidatura de las Salticidæ: si atrapan su presa, la matan inyectándole veneno. Y Spiderman no.
El cazador cazado
Ciertas arañas saltadoras (fotografía) son el mejor ejemplo de que no es imprescindible construir una telaraña para alimentarse gracias a ella. Estas arañas escalan a una red ajena y la hacen vibrar, para que la dueña se acerque en busca de la deseada víctima y… ¡sorpresa! Algunas Mimetidæ tampoco dudan en asaltar redes ajenas para robar el botín y, de paso, devorar a la propietaria.
La que avisa no es traidora
La araña cestera Argiope bruennichi, una experta tejedora de telas circulares, no contenta con construir una telaraña con la que capturar a sus presas, tiene la precaución de incorporar una banda central de seda blanca en zigzag, que desempeña el papel de señal de advertencia para que los pájaros no se metan volando en la red y la estropeen.
Cazar con sábana
El principal uso que las arañas dan a su seda es el de materia prima en la elaboración de redes y trampas varias, a cada cuál más ingeniosa, para capturar sus presas. Entre las trampas que no son telarañas hay muchas variantes. La araña lanzadora de redes (Deinopis), por ejemplo, teje una pequeña tela con forma de sábana que sostiene estirada entre sus patas delanteras a la espera de que un insecto se ponga a tiro, para lanzarla sobre él.
Tras descubrir sus superpoderes, Peter Parker completó su arsenal creando una seda artificial que, no obstante, no puede compararse con la de las arañas. Los responsables son los 6 tipos distintos de glándulas hiladoras presentes en las arañas, cada uno de los cuales segrega un tipo particular de seda. La araña fabrica uno u otro según el que resulte más adecuado para cada uso concreto. Además, la araña también controla el diámetro y el flujo del hilo. Así, si se pone peso sobre el dorso de la araña, ésta expulsará un hilo más grueso, mientras que si la colocamos en gravedad cero segregará un hilo más fino.
Glándulas Hiladoras
1.- Piriformes: Forman seda fina, usada para reforzar la conexión entre hilos.
2.- Aciniformes: Seda para envolver la presa y para las bandas blancas de la red.
3.- Ampuladas: Hebras que forman el andamio de las telas circulares.
4.- Agregadas: Exclusivas de las arañas tejedoras de telas circulares y sus parientes. Producen el pegamento de la espiral adhesiva.
5.- Flageliformes: Sólo en las tejedoras de redes circulares y parientes. Seda adhesiva.
6.- Cilíndricas: Femeninas. Producen la seda de los capullos.
Construcción de una telaraña circular: el puente, los radios, y la espiral de seda seca que al final se reemplaza por la adhesiva.