Ciento cincuenta años atrás, Lituania estaba bajo el dominio de la Rusia zarista y, para mantener controlado al país, el imperio ruso tomó una medida: prohibir todo tipo de literatura lituana con el alfabeto latino.

Por si fuera poco, también quedó ilegalizada la enseñanza del lituano. La medida duró medio siglo. Y fue el nacimiento de un próspero y extraño negocio: el tráfico de libros. Escondida en ataúdes, sacos de leña o entre pacas de heno, la lectura se abrió camino desafiando al régimen. Desde entonces, al menos en la mayoría de los países, ha llovido mucho y los libros ya no sufren persecución. Pero en los últimos tiempos comienzan a enfrentarse a una nueva realidad: la tecnología.

“Lo más importante que debemos comprender –nos explica en conversación telefónica Michael Suarez, director de la Escuela de Libros Raros de la Universidad de Virginia– es que, a pesar de todas las voces y las sentencias de muerte, el libro no va a desaparecer. Del mismo modo que la escritura no reemplazó a la tradición oral, la televisión no suplantó a la radio y el cine no se detuvo ante los canales temáticos, el libro seguirá entre nosotros”.

Obviamente, Suárez no es el único que piensa así, pero lo extraño es que quienes coinciden con él son, aparentemente, sus “adversarios”. Javier Celaya es el director general de Storytel (que funciona como Spotify, pero con audiolibros y libros electrónicos) para España y América Latina y también lo tiene claro. “Básicamente nos dedicamos a contar historias, y nunca en la historia de la humanidad hubo tantas personas que contaran tantas historias y nunca tanta gente leyó tanto, independientemente del formato”. En la próxima década, la forma de relatar cambiará aún más.

Nuevos formatos

“Los libros actuales ya no solo se escriben –afirma Jossie Malis, diseñador, editor y autor de la serie de cortos de animación Bendito Machine–, ni siquiera solo se leen, son para tocar, para mirar. En Flipboku queremos crear libros con los que se pueda interactuar y es lo que hemos conseguido con Molecularis: un híbrido entre una máquina analógica de hacer GIFs, un libro de magia y una colaboración con el lector”. A simple vista parece solo un flip book o folioscopio, un libro en el que, pasando las páginas rápidamente, se puede ver una historia animada. Lo habitual es que estos formatos cuenten dos historias como mucho, pero Molecularis es capaz de esconder hasta seis relatos, dependiendo de cómo pasemos las páginas. Y los dibujos, el esqueleto de las historias, no llevan colores, es el lector quien los pintará, haciendo de cada libro una obra única.

“Habíamos pensado hacer estas animaciones en formato digital –continúa Malis desde Mallorca–, utilizar la realidad aumentada, pero nos interesaba más lo analógico. Para contar historias ya no hay que escribirlas, se pueden diseñar, pintar, intuir…”.

Este es uno de los primeros y más drásticos cambios: los autores ya no solo serán escritores. Junto a los diseñadores, los expertos en nuevas tecnologías y los creadores de apps de lectura, surgen los “habladores” especializados en el formato de audiolibros, porque no es lo mismo contar para los ojos que para los oídos. “Ahora, en Storytel, solo estamos llevando del formato escrito al audio –añade Celaya–, pero el día de mañana habrá historias creadas para consumir en audio. Narrar en papel tiene algunas virtudes, como la capacidad de llevar al lector hacia el pasado y el futuro. En los audiolibros no hay tanto flashback, son historias más lineales, con mucho más diálogo, hay menos personajes, pero se puede recurrir a una “escenografía sonora” que el papel no tiene”.

Bienvenidos a un mundo en el que la palabra escrita comienza a convivir con la palabra contada y la palabra interactiva.

Otro ámbito en el que los autores cambiarán los libros será el de la autoedición.

En la última Feria del Libro de Londres, una de las casetas fue alquilada por ocho autores independientes que, en total, habían vendido 16 millones de ejemplares. ¿Es tan rentable publicarse a uno mismo? Depende. Para Roger Domingo Anzizu, director editorial de Planeta, “en general, la autoedición y la edición tradicional responden a necesidades y a modelos de negocio muy distintos. Por ejemplo, si un autor escribe un libro sobre un tema muy nicho, cuyo público potencial es especialmente reducido, tiene más sentido autopublicarse que recurrir a una editorial tradicional”.

Triplicar las ganancias

Mientras un libro digital lanzado por una editorial aporta un 25 % al autor, si este lo hace de modo independiente (por ejemplo, a través de Amazon), sus ganancias casi se triplican: llegan al 70 %.

El 45 % de los libros vendidos en Amazon Kindle fueron autoeditados. ¿Qué pasará con los lectores en esta revolución? Para Suárez, que se describe a sí mismo como un “arqueólogo de libros”, aquí ya ha comenzado el cambio y de modo drástico. “El gran beneficio de la era digital es que tenemos un acceso ilimitado a una enorme cantidad de datos y recursos. Pero corremos el peligro de perdernos entre tanta información. El escritor T.S. Eliot se preguntaba dónde quedó el conocimiento que perdimos con tanta información… una nueva tendencia serán los libros por encargo, de lujo. Las nuevas generaciones apostarán por una hipertextualidad, vínculos, opciones para compartir frases o párrafos, lecturas o audiolibros en grupo de modo simultáneo… El libro va a cambiar al lector, pero el lector también cambiará al libro”.

Hoy los más jóvenes son los que más leen y la combinación de hábitos de lectura e inmersión tecnológica creará un cóctel lector/escritor que no se había visto antes. Así lo afirma, en una reciente entrevista, el especialista en nuevos contenidos y editor Chris Bourn: “uno de los futuros a medio plazo para escribir novelas, será la codificación. En la literatura infantil, los niños quieren que se les cuente la misma historia una y otra vez. Codificar es algo similar: repetir una y otra vez ciertas tareas. Los niños escribirán sus propios libros a partir de codificar lo que hace un personaje. Así crearán su propia historia”.

Y, aprovechando que estamos con la tecnología, vayamos a por el tercer implicado: el soporte. Para Malis, el papel tiene importantes ventajas sobre otras tecnologías: “nunca se le acaba la batería, no hay problema si se cae, no hay que graduar la luz de la pantalla, tiene un formato de alta resolución y se puede prestar sin problema”.

Pero los e-books tienen sus puntos a favor. La empresa especializada en inteligencia artificial Nuance ha creado un sistema de reconocimiento de rostro, voz y lenguaje que detectará mediante la cámara si la persona está cansada y propondrá nuevas opciones si descubre falta de interés o bajará el volumen del audiolibro para propiciar el sueño. Precisamente este, el audiolibro, es uno de los formatos con más futuro. “Es una tecnología que existe desde los años 1990 –nos confiesa Celaya–, pero era muy rudimentaria: los libros venían en cintas, había que cambiarlas, la batería se agotaba en mitad de un capítulo… Ahora ya ha llegado su momento. Las ventas de audiolibros crecieron en 2016 un 31 % hasta alcanzar los 1.630 millones de euros con 35.000 títulos publicados, mientras que el papel aumentó cerca de un 2 % y los e-books, un 5 %. Otro factor es la calidad del contenido. En Storytel ya tenemos libros de producción propia, igual que Netflix tiene sus propias series”.

El formato e-book que menciona Celaya también es un ávido contendiente y lo será aún más gracias a la autopublicación. Betty Argilés, responsable de contenidos para Kindle en España, nos asegura que “el futuro del libro se podría resumir con una palabra: accesibilidad. El dispositivo Kindle ha evolucionado mucho desde el primero (en noviembre del 2007), hasta el último modelo lanzado este año (el Kindle Oasis Champagne Gold, resistente al agua). La llegada de la IA a este tipo de soportes también traerá cambios: ahora mismo el Kindle registra las temáticas afines y realiza sugerencias cuando detecta que hay picos de lectura”.

Porque sí, aquí también llega la IA. Qualcomm, responsable de los microchips Snapdragon que llevan la mayoría de los móviles, está concentrado en el desarrollo de un chip para el sector de los libros que combinará la realidad virtual y la aumentada en papel, en e-books o en teléfonos móviles, el formato preferido por los más jóvenes. Pero en un futuro, lo sintético llegará más allá de las recomendaciones.

“Las voces sintéticas –explica Celaya– están mejorando mucho, y no dudo que en diez o quince años la mayoría de los libros que escuchemos estén grabados por robots. Por ahora no son capaces de recrear emociones del mismo modo que las humanas, pero lo harán”. Y habrá más…

Un robot superventas

La empresa israelí Vault, especializada en inteligencia artificial, es capaz de señalar qué películas tendrán éxito analizando entre 300.000 y 400.000 características de un guion. La siguiente etapa ideada por sus creadores es enseñarle a escribir taquillazos. Puede que la próxima Jane Austen o el siguiente Paul Auster sea un algoritmo.

Por último están los editores. Con tanta autopublicación, diseñadores innovadores y nuevos nichos…, ¿qué lugar ocuparán en el futuro del libro? Para Roger Domingo Anzizu, de Planeta, “cuando se trata de una temática de amplio interés y con mayor recorrido comercial, al autor le conviene publicar con una editorial tradicional, dado que esta le permitirá llegar a un número de lectores mucho mayor. Asimismo, la editorial tradicional le garantiza una edición cuidada y, probablemente, mejor promoción y más visibilidad en puntos de venta”.

Cada semana nacen en España seis nuevas editoriales y cuatro librerías, según cifras del Ministerio de Cultura. En 2015 había en nuestro país 2.963 editoriales. Muchas de ellas se han visto beneficiadas por las nuevas tecnologías, como la impresión bajo demanda.

Hasta hace poco, los editores debían casi adivinar cuánto vendería un libro y a menudo llegaban a deshacerse de hasta un 40 % de la tirada. Teniendo en cuenta que hablamos de casi 100.000 libros por año, la cantidad de papel desperdiciado era enorme. Ahora es posible imprimir según las necesidades, lo que reduce riesgos y, al mismo tiempo, permite invertir en otras opciones. Ejemplo de ello son las apuestas de Penguin Random House por los libros de gran formato o la Arion Press por
las ediciones de lujo: sus dos volúmenes del Quijote hechos con piel de cordero se venden a más de 3.000 euros.

¿Quieres libros gratis?

“Un formato innovador que estamos explorando –añade Anzizu– es el que propone Leemur, una app que recopila relatos breves en formato de conversaciones de chat entre dos o más participantes (chat stories). Está enfocada hacia el público joven y, desde su reciente lanzamiento y sin campaña de promoción, cuenta con más de 80.000 descargas. Ya tiene más de 150 historias que incorporan emoticonos, imágenes, vídeos o audio”. Todo esto no cambiará las historias que contemos, pero sí cómo lo hagamos.

Finalmente, hay un nuevo invitado hasta ahora impensable en este el ámbito: la publicidad. ¿Llegará a los libros? La duda es: ¿te harías con un libro gratuito si incluyera publicidad destinada específicamente a ti? Miguel Ochoa, director de Sociomantic en España, nos explica: “El usuario tendrá varias opciones. La primera será similar a acceder a contenido de forma gratuita y recibir publicidad muy segmentada que no invada su experiencia, como ocurre con Spotify.

La clave es que el contenido sea de calidad, que le compense si decide seleccionar esta opción. Para e-books o podcasts en España, que es un mercado que está creciendo, ya está comenzando a ensayarse”.

Todo esto, ¿hará que desaparezca la palabra escrita? ¿Estamos ante los últimos días del papel? Para Argilés, la respuesta es clarísima: “No. Lo ideal es que todos los formatos y soportes convivan y se nutran entre ellos. Hay que aprovechar la riqueza que encontramos en cada soporte y formato. La palabra escrita es necesaria. ¿Por qué hacer que algo tan valioso desaparezca? Lo importante es que la gente lea”.

O que mire, toque y escuche los libros. Aunque sea de contrabando, como ocurría en Lituania 150 años atrás.

Superventas

Muchos videobloggers se convierten en superventas: PewDiePie (62 millones de suscriptores en su canal de YouTube), alcanzó el número 1 de la lista del New York Times.

Algo más que una biblioteca

Inaugurada en octubre de 2017, la Biblioteca Tianjin Binhai (China), no es el típico recinto de libros. En sus cinco niveles hay sitio para más de 1,2 millones de ejemplares, espacios para colaboraciones artísticas y salas de lectura.

El verdadero libro de bolsillo.

ReFlex es una pantalla flexible creada en colaboración entre LG y la Queen’s University de Canadá.

Libros que arden

Este mayo se ha estrenado en HBO la serie Fahrenheit 451, inspirada en la novela de Ray Bradbury. En este mundo, el trabajo de los bomberos es quemar libros prohibidos por
el Gobierno.

El ¿libro?

Strata, de Penguin Random House, combina, en una historia de ciencia ficción ubicada en el 2116, lectura y videojuego en un formato como el smartphone.

El ganador de Got Talent

César Brando ganó Got Talent, presentado por Santi Millán (en la foto), leyendo sus poesías. Espasa publicó un libro con sus poemas que arrasó en Amazon.

Kanye West

El músico Kanye West está escribiendo un libro… en Twitter y ahora mismo. Es sobre filosofía y se titula Break the Simulation (Rompe la simulación).