Si tienes hijos, es muy probable que alguien te haya recomendado que les pongas música de Mozart para incrementar su inteligencia y aprovechar ese 80% de capacidad cerebral que, dicen, tenemos desaprovechada. Estas creencias forman parte de la llamada psicología popular, es decir: “Los conceptos y teorías sobre la vida y el comportamiento mental humano sobresimplificados, no probados o malinterpretados”. En la actualidad, esta “sabiduría” nos llega tanto a través de internet como por boca de Belén Esteban y Homer Simpson. Y en la mayoría de los casos se equivoca. Así que, si quieres hablar con propiedad, te recomiendo que sigas leyendo.
¿Mozart te hace más listo?
Allá por 1993, la psicóloga estadounidense Frances Rauscher publicó que las composiciones de Mozart mejoraban el cociente intelectual. Desde entonces, no pocas madres han puesto a sus bebés las creaciones del músico austríaco con insistencia. Años después, en 2003, la revista Nature publicó una investigación de la Universidad de California que reforzaba la idea concluyendo que solo diez minutos de una sonata para piano de Mozart bastaban para mejorar nuestro razonamiento espacial. Pues es la hora de olvidarlo: hace un mes, un equipo de científicos de la Universidad de Viena comprobó la influencia de la música de Mozart en 3.000 personas, y los resultados no registraron ningún incremento en la inteligencia de los sujetos que habían sido sometidos al experimento.
Esto no para aquí. Otra creencia recientemente desestimada es la de que los juegos de entrenamiento cerebral también nos hacen más listos. ¿Es cierto? Según un estudio publicado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), tras evaluar a 11.000 personas que practicaban a diario con este tipo de juegos se concluyó que desarrollaban mayor habilidad puntual, pero no había cambios en sus capacidades intelectuales. Y es que, según el psicólogo Enrique García Huete: “Todos nacemos con una capacidad intelectual, y únicamente en el 5% de los casos esta aumenta a lo largo de la vida. También se dice que tenemos desarrollado solo el 10% de nuestra capacidad cerebral, cuando en realidad nadie ha medido cuál es el 100%. Así que cualquier cifra al respecto será una especulación”.
¿Cuánto cerebro usamos?
En 50 mitos de la psicología popular. Las ideas más falsas sobre la mente humana, cuatro psicólogos estadounidenses (Scott O. Lilienfeld, Steven Jay Lynn, John Ruscio y Barry Beyerstein) desmontan medio centenar de estas creencias poniéndolas bajo el microscopio de las investigaciones científicas que hay al respecto. A propósito de la cantidad de capacidad cerebral que utilizamos, los autores de este libro especulan que este mito tan descabellado proviene de un psicólogo americano de finales del siglo XIX que escribió: “Dudo que las personas alcancen más de un 10% de su potencial intelectual”.
Pero entonces no se sabía casi nada de lo que contenía el cerebro. Como aseguran Lilienfeld y compañía: “El tejido cerebral es muy caro: cuesta mucho desarrollarlo y hacerlo funcionar; con solamente un 2-3% de nuestro peso corporal, consume más del 20% del oxígeno que respiramos. Resulta poco verosímil que la evolución haya permitido un despilfarro de recursos como para construir y mantener un órgano tan masivamente infrautilizado”.
Otro mito sobre los usos del cerebro es el que asegura que algunas personas son cerebralmente diestras y otras zurdas. ¿Quién no ha oído eso de que los zurdos son más artísticos y los diestros más analíticos? ¡De nuevo una pregunta asombrosa! “Hay estructuras del cerebro simétricas y otras que están solo en un lado. Pero a partir de la zona central, (el cuerpo calloso y el cíngulo) las dos partes del cerebro están continuamente conectadas”, asegura Huete. De hecho, las investigaciones más recientes, incluso las de quienes han descubierto las especializaciones izquierda-derecha, demuestran que el cerebro normal funciona de una manera integrada.
¿Los recuerdos se inventan?
¿Cuántas veces has puesto en común con tus amigos la fiesta en la que estuvisteis el fin de semana pasado y has descubierto que parece que asististeis a lugares diferentes? Pues no te sorprendas; aunque la mayoría pensamos que nuestra memoria funciona como una videocámara, registrándolo todo segundo a segundo, esto no es así.
“Actualmente, hay un gran consenso entre los psicólogos acerca de que la memoria no es reproductora, sino reconstructiva. Lo que recordamos es a menudo una mezcla borrosa de detalles precisos y de todo aquello que encaja en nuestras creencias, necesidades y emociones”, asegura Seera Clifasefi, psicóloga de la Universidad de Washington (EEUU).
Otra pregunta muy extendida sobre la mente humana es la de si alguien que sufre amnesia olvida toda su vida anterior, e incluso su propia identidad. Y no es de extrañar que pensemos así, pues, desde Recuerda, de Alfred Hitchcock hasta la última serie de éxito, Gran Reserva, utilizan a un “desmemoriado” como centro de la trama. Que alguien no se acuerde de nada da mucho juego en el guión, pero la amnesia que se sufre en la vida real cuando recibimos un golpe en la cabeza suele ser anterógrada (no almacena recuerdos nuevos) y no retrógrada (olvida los pasados). De hecho, la única amnesia retrógrada total documentada que existe en toda la literatura científica es la de un hombre al que le quitaron el hipocampo por medio de una intervención quirúrgica, y no tras un accidente, como ocurre siempre en la ficción.
¿Está demostrada la telepatía?
Otro campo abonado para las leyendas urbanas psicológicas es aquel en el que se mezcla la psicología con otras seudociencias. Por ejemplo, el hecho de que la percepción extrasensorial (telepatía, clarividencia, precognición, etc.) es un hecho científico probado parece ser asumido por una gran cantidad de la población (el 41% de los estadounidenses, según una encuesta reciente).
Sin embargo, todas estas seudociencias contradicen la mayor parte de las leyes físicas establecidas respecto al espacio, el tiempo y la materia, y no hay estudio científico que avale su existencia. En esta misma línea está la creencia de que nuestras percepciones visuales van acompañadas de emisiones oculares como la visión de rayos X de Superman. Según Lilienfeld, el 83% de estudiantes entrevistados en 2003 aseguraba creer en su existencia.
¿Quién habla más?
George Kelly, un pionero del estudio de la personalidad, afirmaba en la década de 1950: “Todos somos psicólogos de salón”. Por eso, acabemos con otro mito que tiene que ver con las relaciones interpersonales y de pareja. El más extendido a este respecto es el de que los hombres y las mujeres nos comunicamos de manera diferente. En este sentido, Lilienfield aporta datos científicos. Para empezar, estos datos aseguran que las mujeres no hablan más que los hombres. ¿La prueba? Ambos sexos utilizamos 16.000 palabras al día. Sin embargo, parece que la ciencia sí corrobora que ellas revelan lo que piensan más que los hombres, y captan mejor las pistas no verbales.
En definitiva, como decía el divulgador científico Stephen Jay Gould: “Las ideas más erróneas son las que creemos conocer mejor y que, por consiguiente, nunca cuestionamos”.