Si logramos que la gente lo pase bien con los condones, podemos tener menos VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, y menos embarazos no deseados.” Los sexólogos lanzaron la consigna, y los creativos de las casas de condones tomaron irrefrenables el testigo.
Primero nos invitaron a usarlos a ritmo de rap, con eslóganes pegadizos, desafiantes juegos de palabras y campañas arriesgadas y polémicas. Y tratando de hacer de lo clandestino algo cotidiano, la imaginación acabó convirtiéndose en hábito, tanto en su publicidad como en el propio producto de esta industria que no deja de reinventarse: en sabores, texturas y diseños.
Condones con publicidad
El último grito, reivindicar el uso del condóncondón con productos “de autor” o customizados, que portan un mensaje en su envoltorio a gusto del consumidor. A través de internet, el usuario diseña su propio modelo, bien asumiendo uno de los prototipos de la página o ideando su propia seña de identidad. Si un eslogan debe causar impacto, ¿lo hay mayor que llevarlo impreso en un preservativo? El precio ronda los 1,5 euros la unidad. A menudo es una cara famosa, un logotipo, una frase o una palabra para sorprender en el instante del coito.
Un preservativo con forma en espiral gira durante el coito, lo que provoca más placer con la fricción
El resultado suele ser de lo más insólito. Tienen su clientela en despedidas de solteros, invitaciones, compañías aéreas, clubes deportivos, aniversarios e incluso regalos de empresa. Algunas compañías han convertido el preservativo en objeto publicitario y comercial. Pionero en estas lides fue el fotógrafo Max Wright, quien incorporó hace ya tres años marcas conocidas al envoltorio, dando a sus respectivos eslóganes un doble y sugerente sentido. Algo antes, en 2007, Nueva York había creado su propia marca de preservativos innovadores con iconografías de la ciudad en sus envases, como la línea de rascacielos.
¿Era necesario tal derroche de imaginación? Los datos indican que sí, y por una razón que traspasa cualquier afán comercial: Todavía hoy nos resistimos a usar preservativo. Solo una de cada siete personas lo utiliza siempre en sus relaciones. En España, a pesar de que el 92% conocemos el modo de alcanzar una vida sexual placentera y segura, de acuerdo con el informe de la marca Durex, el 85% reconoce que no siempre lo usa. Así las cosas, las enfermedades de transmisión sexual continúan imparables.
Para ponérselo con una sola mano
Por eso, una vez sacudidas las conciencias, a la industria le quedaba aún un desafío quizá más complicado: solapar la idea tan poco estimulante del preservativo como protector contra enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, y en su lugar, dejar caer el propósito de fortalecer nuestra sexualidad e intensificar las sensaciones y estímulos. “Fue un acierto integrar el instinto lúdico en nuestra sexualidad, dejar que nuestra mente creativa juegue con esa variedad”, dice la sexóloga de Durex Francisca Molero. Y si nos detenemos en el catálogo de condones disponibles en el mercado, tendremos que allí donde el amante pone un pero, el fabricante contraataca con una buena razón.
Veamos. Contra la prisa del frenesí sexual, un condón manejable con una sola mano. Lo ha ideado el diseñador británico Benjamin Pawle, si bien es verdad que pensó más en pacientes hemipléjicos que solo pueden mover una mitad lateral de su cuerpo. Contra las molestias, texturas variadas y diseños ergonómicos, que prolongan el momento. Los más gruesos reducen la sensibilidad y alargan, así, la erección. Los más finos aportan la sensación de no usar condón. Contra la monotonía, sorpresa: un preservativo en espiral, por ejemplo, que gira durante el coito creando fricción. Igual que un tornillo.
Fundas invisibles
Pero, más allá de lo anecdótico, la investigación busca superar los límites conocidos hasta ahora, y lo nuevo con lo que se está experimentando es con los llamados condones invisibles. Se trata de un proyecto desarrollado por Rabeea Omar en la Lanvan University de Quebec, Canadá. El tradicional preservativo de látex se sustituye por un nuevo prototipo de gel espermicida que se aplica en la vagina de la mujer y que ya de entrada resulta mucho más cómodo. El polímero del gel impide, además, el contagio de virus y, en la pruebas preliminares, se muestra eficaz para evitar la transmisión del VIH.
En resumen, contra la desidia, imaginación. Está claro que de ella andan sobrada los fabricantes de preservativos. “La innovación es un excelente acicate para la sexualidad. Y no solo para los más jóvenes: las parejas estables más maduras también se muestran muy interesadas en productos que fomenten nuevas experiencias y que rompan la rutina habitual de una relación de pareja”, explica Susana Sánchez, responsable de marketing de Control. Su fábrica en Alcorcón trabaja pendiente de las nuevas necesidades del cliente, por extravagantes que puedan resultar y respetando siempre los parámetros de seguridad, sensibilidad, estimulación, variedad y comodidad
Así es la nueva generación de preservativos llamada a derrumbar el mito del preservativo como engorro en una relación. “Con esta pizca de diversión, erotismo y humor, los amantes dan un vuelco total a su apreciación del condón”, añade Francisca Molero.