El pasado 6 de abril, 128 días después de que iniciara su aventura marciana, la sonda InSight ya registró lo que podría considerarse el primer evento sísmico. El movimiento ha sido débil, pero ha despertado las primeras dudas en la Nasa: ¿Qué ha causado este temblor? ¿Ha sido una sacudida interna en las entrañas del planeta? ¿Y no podría tratarse del impacto de la caída de un gran meteorito sobre su superficie?
Los científicos parece que se inclinan más por la actividad sísmica interna y, si se confirmarse, probaría que el planeta vecino está geológicamente activo, igual que la Tierra. Además, estos sismos podrían proporcionar muchas pistas para descifrar la estructura interna marciana y su pasado geológico.
Philippe Lognonné, artífice del sismómetro SEIS, no ha podido ocultar su satisfacción por la detección de este temblor. “Tuvimos mucha suerte –ha declarado-. El terremoto se produjo después de una ráfaga de viento antes de que el brazo robótico comenzase a caminar”. Es similar a los sismos detectados en la superficie de la Luna por las misiones Apolo, según indica el investigador principal de InSight, Bruce Banerdt: «Las primeras lecturas son la continuación de la ciencia que comenzó con las misiones Apolo. Hemos estado recogiendo el ruido de fondo hasta ahora, pero este primer evento da inicio a un nuevo campo, la sismología marciana».
La sonda InSight puso en funcionamiento el termómetro HP3 y el sismómetro SEIS en cuanto aterrizó en Marte. Este último se colocó en la superficie de manera que quedase protegido de vientos y variaciones térmicas gracias a un escudo. Desarrollado por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), destaca por su precisión. Su misión principal es escuchar las vibraciones del suelo de Marte para detectar cualquier signo de actividad sísmica por imperceptible que pueda parecer.
Marian Benito