Esta es una de las implicaciones más importantes de un estudio realizado por expertos de la Universidad de Nueva Gales del Sur y publicado en PLOS Genetics. Los expertos, liderados por Bill Ballard, observaron cómo las diferentes dietas afectaban a las poblaciones de moscas de la fruta. Los investigadores observaron una sorprendente diferencia entre dos grupos de estos insectos cuando les alimentaban con dietas alternativas altas en proteínas o altas en carbohidratos.
Las larvas de la mosca de la fruta que tenían una mutación en el ADN mitocondrial (ADNmt) mostraron un pronunciado aumento en el desarrollo al comer una dieta alta en carbohidratos, pero el crecimiento se estancaba si la dieta era alta en proteínas.
Por el contrario, las larvas de la mosca de la fruta sin la mutación se beneficiaban con la dieta alta en proteínas y reducían su crecimiento cuando la composición de sus alimentos eran mayoritariamente carbohidratos.
“Lo que es único de este estudio es que hemos identificado una mutación en el genoma mitocondrial: cuando se alimenta con una dieta específica es ventajoso y hace que aumente la población de las moscas – explica Ballard en un comunicado –. Luego, cuando cambiamos a una dieta alta en proteínas, las moscas con la mutación disminuyen en número y las otras moscas sin la mutación aumentaron».
El estudio cuestiona la teoría de la evolución molecular que señala que los cambios a nivel molecular en las especies son aleatorios, es decir, no causados por la selección natural y que no proporcionan beneficios ni desventajas a la especie.
“La ventaja selectiva es esta: las larvas que poseen la mutación y son alimentadas con una dieta alta en carbohidratos crecen bien y se convierten en adultos antes que las otras”, añade Sam Towarnicki, coautor del estudio.
Dado que los humanos comparten el 75 por ciento de los mismos genes que las moscas de la fruta, concluyen los autores, y tienen los mismos genes de ADNmt, es ciertamente una perspectiva intrigante que la misma mutación heredada en el ADNmt humano pueda metabolizar los carbohidratos de una manera similar.
Saber si tenemos o no esta mutación podría ayudar a explicar por qué una dieta alta en carbohidratos puede inducir a la obesidad o la diabetes en algunos, pero no en otros.
“Pero, las noticias no son todas malas para las personas que albergan la mutación – concluye Ballard – . Claro que necesitaría controlar su consumo de carbohidratos cuando es más joven, pero si tiene la mala suerte de desarrollar la enfermedad de Parkinson, una dieta alta en carbohidratos lo ayudará a mantener el peso. La implicación más obvia de nuestro trabajo es que las personas deben comenzar a administrar sus dietas para que coincidan con sus genotipos y así cumplir sus objetivos específicos. Este es el campo en crecimiento de la nutrigenómica”.
Juan Scaliter