El cliente mete el coche en una plataforma que se encuentra a ras de suelo y en la planta baja. Allí hay unos sensores que miden el coche y se aseguran de que está plenamente metido en el palier de transporte.
El conductor se baja de él y, en los casos en los que no hay un operador, pulsa un botón que le entrega un tique. En ese momento, el sistema informático elige en qué plaza libre va a colocarlo, en función del tamaño, ya que suele haber plantas con nichos para turismos y otras para vehículos más grandes (siempre hasta un máximo de 3 toneladas).
También en función del peso y el tamaño, el programa elegirá un elevador u otro. Cuando volvemos a recoger el automóvil, podemos salir de frente, porque el robot se encarga previamente de girar la plataforma en la que lo transporta.
Estos parkings suelen tener más de una cabina de recogida y entrega, ya que aceptan que más de un robot trabaje simultáneamente.
Enviada por Jimena Medina García
Redacción QUO
Revelado el rostro de una hembra neandertal de 75.000 años de la cueva donde la…
Los científicos descubren rasgos cancerígenos en la aterosclerosis, lo que abre la puerta a nuevos…
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…