Sin embargo, un grupo de astrónomos, encabezados por Alessandro Morbidelli y Harold Levison, ha contraatacado con la llamada “hipótesis de Niza”: en ella explican las incógnitas del cinturón de Kuiper con el proceso de evolución de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sin necesidad alguna del supuesto nuevo planeta.
Como ambas propuestas han sido testadas solo en simulaciones por ordenador, la única forma de comprobar si X está ahí será contemplarlo. El propio Lykawka ha puesto plazo a tal empresa: “En unos cinco años deberíamos saber con total seguridad si existe”, declaró a New Scientist. Por si alguien se topa con él, no estaría de más empezar a buscarle un nombre algo menos fantasmagórico que X.

Pilar Gil Villar/Govert Schilling, New Scientist

Redacción QUO