Su especialidad es la química de superficies. Lo que hacen moléculas y átomos en las regiones que ponen en contacto un sólido y un gas, un sólido y un líquido, o dos sólidos. Ha desarrollado su labor investigadora en la Universidad de California en Berkeley y su gran aportación ha sido acercarse a observar las reacciones químicas a nivel molecular. Así ha ayudado a comprender cómo se producen procesos tan básicos de la naturaleza como la adhesión, la fricción, la lubricación o la catálisis. Gracias a la aplicación de sus descubrimientos se han conseguido productos como la gasolina de alto octanaje, los fertilizantes amoniacales o los polímeros plásticos. En los últimos años se ha centrado en el ámbito de la nanotecnología.

Ha sido galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2010 en Ciencias Básicas.

Recientemente ha dicho que “toda la belleza y las posibilidades de las reacciones superficiales están a nuestro alcance”…¿cómo impactará esto en nuestra tecnología?

Tenemos técnicas e instrumentos que se pueden ver las moléculas en movimiento sobre superficies, cómo reaccionan entre sí y se mueven desde el sitio de una reacción importante a otro. En el proceso también reestructuran la superficie a medida que avanzan y reaccionan. Poder ver esto en tiempo real nos da una idea de cómo las moléculas se mueven y reaccionan en superficies a escala atómica. A medida que transcurre el tiempo, algunas de las moléculas dejan de reaccionar, las superficies se bloquean y se desactivan. Algunas de las moléculas, entonces, comienzan a reaccionar de modo que jamás lo habían hecho antes y se generan subproductos indeseables en las reacciones. A medida que observamos cómo ocurre todo esto, podemos encontrar soluciones para evitar los subproductos indeseables. O saber por qué se generan. Imagina que la superficie produce moléculas que son el ingrediente de gasolinas de alto octanaje; de pronto la superficie se desactiva y deja de producir estas moléculas. Nosotros seremos capaces de saber por qué ocurrió esto y evitarlo al cambiar el sistema. Es como si encontráramos algo que detiene la formación de colesterol en nuestro cuerpo. Si sabes cómo ocurre este cambio químicoa nivel molecular, puedes mejorar el sistema para generarlo o detenerlo, según las necesidades.

Ahora que comprendemos lo que sucede en las reacciones moleculares, podemos controlarlas ¿hay un límite para lo que podamos conseguir?

El límite es siempre nuestro entendimiento de cómo ocurre el proceso, algo sumamente complejo. Hay que mover las moléculas hacia determinados sitios, allí deben romper ciertos enlaces y reestructurar la superficie en el proceso. Y luego se producirá la próxima reacción…Esta complejidad nos obliga a trabajar por adelantado hasta conseguir comprender cómo controlarla.

¿Cómo impactarán sus investigaciones en nuestros conocimientos de los procesos químicos del cerebro?

Es el órgano más importante que controla nuestro cuerpo. Aún sabemos muy poco de cómo trabaja el cerebro a nivel molecular. Pese a esto somos capaces de llevar a cabo estudios y desarrollar tecnologías que descubran las funciones moleculares del cerebro. En los próximos 20 años, el cerebro será una de las áreas más importantes de investigación la química de superficies. Nuestro cerebro está “nadando” en fluido espinal, lo cual significa que es un problema de interconexión entre sólidos y líquidos. Precisamos técnicas que nos permitan ver las funciones del cerebro a nivel molecular en este tipo de entorno. Son técnicas y estudios denominadosin-vivo y constituyen uno de los mayores desafíos de la ciencia en los próximos 20 años.

Habiendo conseguido todo esto, ¿cuál será nuestro próximo desafío?

Mi próximo desafío será comprender cómo conseguir una sola reacción cuando están ocurriendo muchas al mismo tiempo. Esto es lo que llamamos química selectiva o, en términos populares, química verde. Pretendo encontrar los sitios exactos que me permitan obtener uno de los muchos productos que se generan debido a las reacciones químicas superficiales. Esta es mi meta y es en lo que estoy concentrado en el presente y en mi futuro inmediato.

¿Es posible pensar en una química verde? ¿Una que apenas produzca deshechos? ¿Es un futuro posible o un lejano sueño?

Algo de selectividad nos podría dar la oportunidad de desarrollar una química muy eficiente que produzca pocos deshechos. Pero hay muchas reacciones químicas en nuestra vida habitual. Podremos reducir o eliminar los deshechos de las más simples.

Eliminar o reducir al menos, las emisiones de CO2 es uno de los caminos más importantes de investigación.

Pero si la pregunta pretende saber cuan cerca o lejos estamos de aumentar nuestra expectativa de vida desactivando algunos procesos biológicos del ser humano, esto es algo mucho más complejo. Requiere diferentes aproximaciones para que podamos comprender cómo trabajan los diferentes órganos a nivel molecular y cómo reaccionan entre sí. Algunos problemas son menos complejos y podremos realizar avances en un futuro cercano. Otros puede que necesiten décadas.

Juan Scaliter